Kilimanjaro, un viejo volcán de más de casi 6.000 metros de altura El Kilimanjaro es un viejo volcán que mide 5896 metros y tiene en lo alto glaciares que conservan la nieve durante todo el año. Hoy todavía quedan dos kilómetros cuadrados, aunque poco a poco, se van derritiendo. Es la montaña aislada más alta del mundo. No pertenece a ninguna cordillera y se levanta, solitaria, en mitad de la sabana y las llanuras de Tanzania y Kenia. Todo ello le da un carisma extraordinario. No tiene una excesiva dificultad técnica, ya que el itinerario es un sendero en el que no se requiere escalada ni utilización de material técnico. El porcentaje de la gente que logra la cumbre, de todos los que lo intentan, no obstante, es bajo. Más bajo que el Everest, por ejemplo. Es un dato que oscila según a quien se pregunte, pero que fácilmente se queda entre el 40% y el 50%.La dureza de la montaña reside en su altura.
Qué os voy a contar de mi ascensión al Everest! Emocionante, duro, difícil…, magnífico. He subido con pocos recursos. Mi expedición estaba formada por mi mismo y un único Serpa. En el campo base he compartido muchas cosas con otras expediciones españolas, pero he hecho solo algunas de las más complicadas. Por ejemplo, enfrentarme, por primera vez, a la cascada de hielo que conduce al campamento 1. Una zona muy arriesgada, en la que enormes bloques de hielo se mueven continuamente encima del glaciar. El año escogido, 2005, ha sido uno de los más complicados debido al clima. Hemos esperado semanas, levantando los campamentos con mucha dificultad, sin que se abriera una ventana suficiente de buen tiempo. Al final, por este motivo, casi todas las expediciones se han resignado a volver sin intentar la cumbre tras casi dos meses de aclimatación. Al ir solo y tener poco que perder, decido quedarme y apostar por esperar una pequeña oportunidad, aunque las predicciones no son buenas. Sólo nos queda una semana de permiso, y quedamos un puñado de insensatos que no queremos dar el brazo a torce. No os cuento el final para no estropearos el capítulo. Sólo os digo, no os perdáis el capítulo; ¡Merece la pena!
A muchos os sorprenderá saber que la montaña más alta de Europa no es el Mont Blanc (4810 metros de altura), sino el Elbrus, con 5.642. Está en el Cáucaso, justo en la frontera de Europa con Asia, y es la montaña más peculiar que he ascendido nunca. Los rusos del cáucaso son gente verdaderamente asombrosa. Han vivido situaciones terribles y aún ahora están en una de las fronteras más conflictivas del planeta, la de Rusia con Georgia, fuertemente militarizada. Esta zona es además una de las más longevas del mundo: dicen que por el aire tan limpio que respiran, aunque yo no sé si no será por unas plantas de marihuana que crecen salvajes en los lados de la carretera… El Elbrus es un volcán con dos cimas gemelas. A pesar de ser una montaña con pocas dificultades técnicas, mueren en ella cada año más personas que en el Everest. Esto se debe sobre todo a que mucha gente se confía y escala mal equipada o no toma las precauciones necesarias ante las grietas y los bruscos cambios de temperatura que se sufren en la cima. También se corre mucho riesgo de mal de altura, puesto que las primeras etapas se cubren de golpe en remontes y telesillas, e incluso unas máquinas a las que llaman “Snowcats” pueden subir a los montañeros que lo deseen hasta 4900 metros de altura. Para evitarlo, nosotros dedicamos un día completo a la aclimatación ascendiendo un pico cercano, el Cheget, y ascendimos a pie hasta nuestro campo base, donde paramos el tiempo necesario para aclimatar, y de paso conocer un poco la historia del lugar. Para nosotros fue una experiencia única: no sólo conseguimos hacer cima todos, incluido nuestro compañero Nacho, que nunca había superado los 5000 metros de altitud, sino que nos encontramos con algunos de los personajes más curiosos que he conocido en mi vida.
Desde la cumbre del Everest se divisa muy cerca la cima del Lhotse. Contemplándola desde el techo del mundo, Jesús Calleja ha decidido que ese sería su próximo ocho mil. El año siguiente, en abril de 2006, se planta en Luckla, donde le deja la avioneta, y vuelve a recorrer el valle del Solu Khumbu, un treking que va ascendiendo entre aldeas, hasta el campo base del Everst, que es el mismo que el Lhotse. Este episodio relata la ascensión de Jesús Calleja a su tercer 8.000. Con mayor experiencia, y un tiempo más apacible, esta aventura se inicia a los pocos días de instalarse en el campo base. Jesús forma parte de un grupo de unos 70 montañeros que ese año quieren celebrar el 50 aniversario de la primera ascensión a la cuarta montaña más alta. Para hacerlo de forma coordinada, organiza una reunión en la que entre todos elaboran la estrategia. Cuando llega la oportunidad, estando ya bien aclimatado y habiendo organizado los campos de altura, ataca la cumbre. Va, como siempre, acompañado por un solo sherpa, Shiring, y salen tan pronto el tiempo lo permite. En el Campamento 3 se encuentra con que el único grupo que va por delante, alpinistas de Checoslovaquia que sufren un accidente mortal. Es un momento duro que acrecienta el miedo que Jesús tiene al aproximarse a la barrera de la muerte, una línea situada en los 7.500 metros de altura a partir de la cual el cuerpo sufre auténticos estragos debido a la falta de oxígeno. Nuestro alpinista prefiere pasar el menor tiempo posible a esa altura, por la que trata de ir muy rápido; del campo 4 a cumbre y después una bajada feroz hasta donde pueda. En el Lhotse Jesús consigue una marca de descenso extraordinaria.
El Monte McKinley está en Alaska, Estados Unidos, y eso hace que el viaje sea bien distinto a cualquier expedición a montañas de más de siete mil metros, que normalmente están en Asía. Pero me ha resultado mucho más dura de lo que me esperaba. En primer lugar, porque todo lo tienes que subir tú a pulso, arrastrando trineos. ¡Hemos echado en falta a los Sherpas!. En segundo lugar, porque hace un tiempo terrible que te deja aislado y paralizado durante días y días. Es tal la furia del viento que debes, literalmente, construir con bloques de hieloun iglú cada vez que pernoctas. Es fácil perderse y despeñarte por alguna grieta. Hemos tenido la suerte de socorrer a un pobre e insensato coreano que deambulaba desorientado y aterido de frío en mitad de una ventisca. Pero si llegas al campo cuatro, te relajas; allí hay médicos, baños y un buen servicio de rescate. Sólo queda un campo más, y la cumbre, si el tiempo, la principal dificultad de esta montaña, lo permite. ¡Mirad el capítulo y sabréis si, finalmente, el McKinley me echa para atrás o se deja conquistar!
El Rally de los faraones es el segundo más duro después del Dakar. Y yo he cometido la temeridad de hacerlo sólo cinco meses después de sufrir graves fracturas a causa de una caída en moto en las dunas de Marruecos. Pero soy de Castilla y León y muy tozudo, y me he operado y rehabilitado en tiempo record. En contra el consejo de los cirujanos y de mis fisioterapeutas decidí participar. Lo he hecho porque me motivan los retos, y también porque tenía las motos listas y pagadas, un estupendo equipo de mecánicos, y hasta un coche de asistencia. He liado una buena y no podía dar marcha atrás. Así que me he entrenado como un poseso, haciendo varias horas de rehabilitación, de gimnasio, enmoto (en cuanto pude) y todo lo inimaginable para estar lo más a punto posible dentro de estas extrañas circunstancias. Las lesiones están tiernas, pero los músculos se me han puesto duros como piedras. Los primeros días han sido jornadas tensas, lleno de temores y de nervios. Una mala caída sería fatal. Pero luego he empezado a divertirme. Podréis conocer cómo es un rally desde dentro y saber cómo he capeado esta temeridad en los dos capítulos sobre Faraones.
Jesús Calleja se encuentra en este episodio metido de lleno entre pistas de arena y piedras y dunas de arena fina, en Egipto. Participa en el Rally de los Faraones con su moto nueva, adaptada para él por el mecánico Jorge Velayos de principio a fin, con innovaciones tecnológicas que van a ser puestas a prueba por primera vez. Por delante tiene a Marc Coma y el resto del equipo Repsol. También hay otros cuatro pilotos españoles que compiten de forma amateur. Uno de ellos, Julián Villarubia, es su amigo y mochilero y tiene la misión de ayudar a Jesús a terminar el rally. Jesús Calleja no está en su mejor forma física, debido a un accidente en moto que cinco meses atrás le ha fracturado la muñeca y el hombro. Pero ha llegado hasta aquí y ya no puede dar marcha atrás, aunque los nervios le han impedido dormir la noche anterior y le han provocado una fuerte alteración intestinal. Los primeros días han sido tensos. Jesús está nervioso y asustado de volver a encontrarse con las dunas del desierto, donde la última vez voló durante muchos metros antes de estrellarse. Otra mala caída sería fatal. Finaliza la primera jornada y llega a la meta. Muy fatigado y con un fuerte dolor en la muñeca herida, pero con la sensación, por primera vez, de que tal vez logre finalizar la prueba. Este episodio relata como es una carrera de rally desde dentro, narrada desde el casco y a 100 kilómetros por hora. Son horas de trazado en el desierto, a temperaturas extremas y con la tensión de navegar bien con el rutómetro, una guía que va indicando los grados del rumbo. El reto de estas carreras es no perderse en el desierto yendo a la máxima velocidad posible. Por la tarde trabaja en el campamento. Ayuda a los mecánicos a reparar las motos y estudia el libro de ruta. Jesús aprovecha también para acercarse siempre que puede al equipo oficial de Repsol para que Marc Coma, el campeón del mundo en rallies, le cuente algún secreto. Las últimas jornadas del ral
Esta es una de las historias más emocionantes de Desafío Extremo y sin duda, en la que más miedo he pasado y en la que más he sufrido. La travesía por el río helado del Zanskar, en pleno Himalaya, se convierte en este primer capítulo en toda una prueba de resistencia y habilidad. La aventura empieza en Leh, la capital de Ladakh (en la frontera de India con el Tíbet), donde contrato a los únicos capaces de ayudarme en esta aventura, los porteadores zanskaríes, expertos en caminar por esta ruta helada que es, durante el invierno, la única vía de acceso al valle más remoto del Himalaya. Lo que de por sí es un desafío en cuanto a condiciones climatológicas (nunca bajamos de los 15 bajo cero) y dificultad de la ruta, se complica todavía más cuando descubrimos que este año el río no se ha helado del todo. El Zanskar discurre por gargantas estrechísimas entre montañas de más de 5000 metros de altitud y en cada recodo nos encontramos con una nueva dificultad. En muchas ocasiones nos vemos obligados a escalar por estas paredes para salvar tramos de corriente gélida sin nada de hielo. Pero aún es más arriesgado cuando sí hay hielo: entre la nieve, que no deja de caer, es difícil ver dónde pone uno los pies, y el hielo no es ni mucho menos uniforme. De esta manera, con el corazón en vilo y el riesgo de hundirnos en cualquier momento, durmiendo en cuevas a la manera zanskarí, avanzamos hasta llegar a un punto imposible. Nos hemos quedado atrapados en mitad del río Zanskar, y ni siquiera los porteadores tienen muy claro qué se puede hacer.
En este episodio, tras atravesar el río helado del Zanskar, Jesús Calleja llega a un valle remoto e incomunicado en el corazón de la cordillera de Himalaya. Allí viven en aldeas y monasterios familias y monjes tibetanos, que le recibirán sorprendidos y con mucha hospitalidad. Jesús será, con toda probabilidad, el único extranjero que les visite en invierno. Jesús tratará de conocer en Zangla al rey y la reina zanskaries. Son personas cuyo linaje les da mucha autoridad moral y aún ejercen un cierto poder porque a esta región tan alejada de todo no llega la administración india. Los zanskaries sobreviven en aldeas cubiertas de nieve a temperaturas de menos de veinte grados, sin luz ni otro tipo de energía. Viven de las cosechas plantadas y recogidas desde primavera a verano, con la única misión de aguantar y dar de comer al ganado; yaks y caballos con los que calientan sus casas precarias. En el valle también se encuentran dos de los monasterios tibetanos más antiguos y aislados del mundo; el de Tongde, situado en un risco a mucha altura,y el mítico Pucktal, también construido hace siglos en un lugar muy inaccesible, al que hay que llegar subiendo por rocas heladas y difíciles. Ambos están tan alejados de cualquier vía de comunicación que apenas saben nada del exterior. Allí educan a los jóvenes monjes y desarrollan su vida religiosa en la más absoluta soledad.
Para completar mi proyecto Siete Cimas tenía que escalar tres montañas totalmente diferentes: el Aconcagua, el Vinson, y la Pirámide de Carstensz. Tres aventuras que me llevaron a los sitios más remotos que he visitado nunca y me depararon la mayor sorpresa que me he llevado en todo el proyecto de Desafío Extremo... ¡pero para saber cuál es tendréis que ver este capítulo entero! El monte Vinson es el más exótico al que me he enfrentado: su altitud no es llamativa (4897 metros), pero sí lo es su situación: en plena Antártida, a tan solo 750 km del Polo Sur. El frío en estas latitudes es indescriptible, y la sensación de soledad y aislamiento, estremecedora. El mayor peligro en esta expedición es la congelación. Y del Polo Sur, a Oceanía: la Pirámide de Carstenz (4884 metros) es una montaña muy rocosa situada en Nueva Guinea, en medio de la tercera selva virgen más grande del planeta, en un paraje apenas pisado por el hombre, ya que el Gobierno no concede permisos para adentrarse en este territorio. Tengo que subir y bajar la montaña en un tiempo récord para poder cumplir con los requisitos de un permiso de 36 horas que me han concedido excepcionalmente. El Aconcagua es todo lo contrario: multitud de montañeros se dan cita en su campo base porque tiene una de las rutas más fáciles del mundo. Es la montaña más alta de América del Sur con 6962 metros de altitud, y el paisaje llama la atención por la ausencia de nieve… hasta que nos sorprende una tormenta aterradora que no sólo pone en peligro la llegada a la cima, sino nuestras propias vidas.
La aventura se inicia cuando ZP llega a Posada de Valdeón, y tras saludar a los vecinos y autoridades, se arranca con Jesús en un paseo de 2 kilómetros hasta el Mirador del Tombo, un recodo en la carretera desde el cual se contempla de forma espectacular ángulos distintos de los Picos de Europa. Señalan y observan la ruta del objetivo marcado: el refugio de Collado Jermoso, el más recóndito y alejado de los que existen en la cordillera. Un anciano espontáneo le cuenta al Presidente que él ha hecho esa ascensión en el tiempo record de dos horas, y Zapatero le mira incrédulo. Él ha veraneado aquí durante muchos años en su infancia. Hace quince años que no pisa estos montes y está emocionado, a pesar de que su paseo hoy se convierte en una extraña procesión de vecinos y miembros de las fuerzas de seguridad. De vuelta a grandes zancadas, con el séquito chorreando, porque es una subida considerable, una tormenta interrumpe la caminata. No está claro si es sólo un chaparrón de verano o un frente que pueda dar al traste con los planes.
Calleja se enfrenta a dos de los retos más difíciles a los que puede enfrentarse una persona: una boda y una excursión con el presidente del Gobierno. Curtido en largas expediciones y situaciones extremas, Jesús Calleja se enfrenta esta vez a una aventura para la que poco le servirán las destrezas a las que nos tiene acostumbrados: una boda.
Jesús Calleja se dirige a la isla de Livingston, en las gélidas tierras de la Antártida. Por primera vez, el montañero y piloto leonés emprende una aventura por mar, rodeando el mítico Cabo de Hornos y atravesando el legendario mar de Drake. La expedición parte de Ushuaia, en la zona argentina de Isla de Fuego. En el puerto de esta localidad, conocida como 'la ciudad del fin del mundo', Jesús Calleja y su equipo se embarcan en el velero 'Australis'. Por delante tienen 1000 kilómetros de navegación por los mares más duros del mundo, para alcanzar los primeros islotes del continente helado. En la Isla de Livingston, la expedición abandona el velero para adentrarse a pie en busca de la base antártica española 'Juan Carlos I'. La intención es abrir una ruta de sur a norte nunca antes realizada. Pero en la Antártida, la niebla y las bajas temperaturas convierten cualquier expedición en un recorrido hacia lo desconocido. En la base española se preparan para la gran tormenta que se anuncia. Jesús Calleja y su equipo se resguardan, a bordo del 'Australis', en una zona que parece segura. Pero una tormenta antártica no se parece a nada que hayamos visto antes. Muy pronto, todos son conscientes de que corren serio peligro y se preparan para lo peor.
Antártida. La tormenta perfecta Jesús Calleja y su equipo viven una terrible noche a bordo del velero Australis, fondeado en la Antártida, en la bahía de la Isla Decepción. En el exterior ruge la tormenta más fuerte de los últimos años, con vientos de casi 200 kilómetros por hora que causan estragos en el barco y están a punto de poner un abrupto final a la expedición. Tras alcanzar su primer objetivo en la isla de Livingston, ahora se proponen, simplemente, regresar sanos y salvos a puerto. El equipo debe acelerar su rumbo hacia el sur de la Península Antártida huyendo del temporal y a la espera de una ventana de buen tiempo que les permita alcanzar de nuevo el mar de Drake, de vuelta al continente suramericano. En su recorrido descubren la fauna antártica en estado puro: focas, ballenas, pingüinos,... y algunos humanos sorprendentes.
Thule, la localidad más al norte de Groenlandia, es el punto de partida de una peculiar expedición con trineos de perros y al más puro estilo esquimal: Jesús Calleja y su compañero y experto viajero polar, Ramón Larramendi, salen dispuestos a alcanzar la desembocadura del glaciar de Humboldt, uno de los más grandes del mundo, acompañados por auténticos cazadores inuit. Una ruta de más de 300 kilómetros, apenas utilizada ya por los pocos autóctonos que todavía salen a cazar osos y focas, con el equipamiento tradicional esquimal, en la que conseguir dominar a los salvajes huskies groenlandeses demuestra ser el mayor reto.
Poco antes de enfrentarse a un nuevo y emocionante reto, bucear en las gélidas aguas del Ártico, Cuatro emite este especial en el que podremos ver a los personajes más inauditos y entrañables que Jesús Calleja se ha encontrado a lo largo de sus muchas expediciones, y con quienes ha vivido momentos memorables, divertidos, y a veces, un poco surrealistas. Desde exóticos reyes tibetanos, hasta desinhibidas jóvenes himbas, pasando por solitarios montañeros coreanos o cazadores del ártico expertos en Kung Fu… Un recorrido por los mejores encuentros de Calleja por todo el mundo.
En Siorapaluk, el último pueblo al norte del hemisferio, poblado por 40 cazadores inuits, la expedición de Jesús Calleja se prepara para intentar por segunda vez ascender la pendiente de 600 metros de desnivel en su ruta hacia el glaciar de Humboldt, el más grande del hemisferio norte. Superado ese primer escollo, las grietas y la resistencia de los huskies a obedecer las órdenes de Jesús y su compañero Ramón Larramendi convierten esta parte del viaje en una sucesión de contratiempos a superar, con la ayuda, a veces, de los enigmáticos guías inuits.
Tres pilotos de élite, Dani Pedrosa, Héctor Barberá y Marc Coma, acompañarán a Jesús Calleja y su equipo en este desafío. Estamos en Los Alpes. El pico más famoso, y el más alto de Europa occidental, es una cima todavía pendiente para Jesús Calleja. Aunque a su base acuden el mayor número de visitantes del mundo, son muy pocos los que alcanzan su cumbre, y muchos los que mueren o quedan heridos en el camino: el Montblanc, con 4810 metros, es la montaña del mundo donde más accidentes mortales suceden.
Jesús Calleja y sus compañeros y expertos buceadores Oscar Espinasa y María March están dispuestos a sumergirse a menos dos grados centígrados bajo la banquisa ártica en busca de estos animales, con los que prácticamente nadie en el mundo ha podido bucear. La temperatura del agua, el riesgo de hipotermia, los bloques de hielo caótico, los vientos y las corrientes que pueden hacer que se cierren inesperadamente los bordes de la banquisa, atrapando a los buceadores debajo, son los principales escollos para alcanzar este objetivo. Además, los narvales no están dispuestos a dejarse ver fácilmente.
El día a día en la expedición es duro y muchas veces incomodísimo. Hay que esforzarse para que el frío, el hambre, la incomodidad, los insectos y los peligros no te desmoralicen. En esta pieza podremos ver los momentos más duros y sufridos de Jesús Calleja, de los que siempre trata de salir airoso o tomarse con humor.
En la serie Desafío en Himalaya Jesús promete a Jonathan -el novato mejor adaptado- que le acompañará en su próxima aventura. Jonathan estaba feliz con la idea, especialmente cuando supo que irían a la isla de Ambrym, en el archipiélago de Vanuatu, a 2000 kilómetros al este de Australia, en el Océano Pacífico. Pronto descubrirá que ésta es la expedición más peligrosa hasta la fecha: descender al interior incandescente de un volcán activo. Un volcán es el fenómeno geológico más letal del planeta. La amenaza constante de que una tonelada de lava caiga sobre su cabeza es el menor de los problemas a los que se enfrentan Jesús y Jonathan. Incluso en el mejor de los casos han de soportar nubes de ácido sulfúrico y ácido clorhídrico capaces de acabar con su vida en menos de diez minutos. Además, al mezclarse estos gases con las nubes se produce una lluvia ácida tan corrosiva como la lejía, que afecta a la piel, a los ojos, y que les obliga a completar su aventura en el plazo de una semana: más tiempo en un entorno tan hostil tendría consecuencias irreversibles para su salud.
Jesús se dispone a recorrer el Dolpo, la región más remota del Nepal, en una travesía inhumana de más de 250 kilómetros a pie. Jornadas de 30 kilómetros por collados nevados a 5000 metros de altura con un objetivo: llegar hasta el Reino de Mustang, otra región muy inaccesible de Nepal Pero las nevadas se adelantan, los collados se cierran y la aventura se convierte en una tensa contra reloj para escapar antes de que les atrape el terrible invierno del Himalaya. Jesús Calleja vuelve a poner a prueba los límites de su resistencia física. Esta vez se enfrenta a una travesía a pie de 40 días y 250 kilómetros superando collados nevados a más de 5000 metros de altura con temperaturas bajo cero. Su intención es recorrer el Dolpo, la región más remota e inhóspita de Nepal, para llegar hasta el Mustang. Dolpo es el altiplano habitado más alto del mundo. Eso implica sorpresas maravillosas, paisajes deslumbrantes, pero también obstáculos y peligros constantes. Desde un principio la ruta se presenta agotadora e intrincada. Los mapas no son exactos, la comida es escasa y el ejército nepalí sospecha de cualquiera que atraviese con una cámara esta región fronteriza con China. Por si fuera poco el invierno se ha adelantado dejando más de un metro de nieve en los collados. Los caballos no pueden pasar, algunos sherpas se dan la vuelta convencidos de que continuar es un suicidio. La travesía se convierte en una carrera contra el calendario. Si se cierra el último collado no habrá forma de salir del Dolpo en varios meses. Su única oportunidad es alquilar yaks salvajes, ningún otro animal puede transportar la carga a esa altura en circunstancias tan extremas. Pero éstos son animales indómitos que nunca han recibido órdenes y su terquedad retrasa aún más la marcha. El desenlace dependerá de quién sea más testarudo: Jesús o 16 yaks salvajes.
Jesús Calleja se dirige a la isla de Livingston, en las gélidas tierras de la Antártida. Por primera vez, el aventurero leonés emprende una aventura por mar, rodeando el mítico Cabo de Hornos y atravesando el legendario mar de Drake. Jesús Calleja se dirige a la isla de Livingston, en las gélidas tierras de la Antártida. Por primera vez, el montañero y piloto leonés emprende una aventura por mar, rodeando el mítico Cabo de Hornos y atravesando el legendario mar de Drake.
Inmersos en la grabación de su último Desafío Extremo -la travesía por los tres volcanes más explosivos de Islandia- Jesús Calleja, su amigo y cámara del programa, Emilio Valdés y el explorador polar Ramón de Larramendi, avanzaban solos y en total autonomía por la inmensidad del sur islandés. A sólo veinte kilómetros de su objetivo final, el rugiente Eyjafjallajökull, un nuevo estallido del volcán les sorprendía, dejándolos a merced de las letales consecuencias de esta nueva y potentísima erupción, que ha llegado a paralizar el tráfico aéreo de toda Europa. Sin salida posible por tierra, sólo un arriesgado rescate en helicóptero podría sacarles de este infierno ártico de humo, lodo y cenizas.
Sí, amigos, esta vez será el país nipón el escenario de nuestra próxima aventura: ¡la ascensión invernal al mítico Monte Fuji! No llega a los 4.000 metros, pero en esta época del año se convierte en una montaña muy peligrosa, en la que el viento, el frío intenso, la nieve y el hielo hacen de sus condiciones las de una montaña de ocho mil metros. Este espectacular cono volcánico de 3776 metros de altura, cuajado de nieves perpetuas, tiene el record de visitas anuales del mundo: 200.000 personas suben a su cima entre los meses de julio y agosto. Una cifra que se reduce drásticamente tan pronto llega el invierno. De hecho sólo queda un único refugio abierto en toda la montaña: el que vamos a ocupar nosotros (si no, ni lo abrirían!) Así que vamos a estar absolutamente solos en el Fuji; nos vamos a enfrentar a un objetivo serio, en medio de condiciones previsiblemente muy duras, ¡de pura dureza himaláyica! Y lo vamos a hacer acompañados de dos auténticos novatos en esto del alpinismo, ¡que no saben lo que les espera...!
El escenario de esta expedición se encuentra en la península del Yucatán (México). Allí, bajo tierra, se extienden cientos de kilómetros de galerías y cuevas sumergidas donde Calleja pondrá en práctica el espeleobuceo (el buceo más peligroso que existe). En concreto, se trata de los cenotes, agujeros profundos donde antiguamente los mayas arrojaban sus sacrificios humanos. El objetivo principal será que Jesús Calleja aprenda las técnicas básicas para poder bucear en el Chac Mool, un cenote que oculta en sus profundidades la mayor estalactita del mundo. Instruido por María March y Óscar Espinasa, Calleja deberá recorrer una larguísima y oscura galería de más de 600 metros de longitud. Cualquier error supone una muerte segura. A esta aventura se sumará además Vicente Fito, un buceador especializado en la zona de los Cenotes.
Jesús Calleja y los submarinistas María March y Óscar Espinasa van a intentarlo buscando batir un curioso récord mundial: que los sherpas Pasang y Puntchok se conviertan en los primeros nepalíes en bucear a esa altura. Pero para alcanzar este lago entre nieves perpetuas, primero tendrán que escalar el pico Thorong, una compleja cumbre de 6.200 metros de altura que va a complicar extraordinariamente la aventura. Jesús Calleja enseñará en esta ocasión a los buzos Óscar y María a escalar la montaña, una experiencia que les resultará extraordinariamente dura.
Con él cruzaremos la Península Arábiga con la única ayuda de un guía beduino, un supuesto experto inglés, cuatro dromedarios y su amigo Rafa Lomana, un esquiador recio acostumbrado a los rigores de la nieve. En Omán se extiende el desierto de Wahiba, el más asfixiante y desconocido del planeta. En la antigüedad sólo los beduinos se internaban en él para transportar olíbano, una resina que valía tanto como el oro, pero hace siglos que nadie recorre esta ruta. Jesús Calleja y sus acompañantes se proponen retomar un camino mucho más peligroso de lo que imaginaban. La expedición se complica y se pierden en un desierto ardiente, expuestos a una temperatura de 52º C, sin agua, y en mitad de un océano de dunas.
Jesús Calleja nos lleva a conocer su lugar favorito en Castilla y León: las montañas de Picos de Europa, por dentro y por fuera. Primero recorre por agua la inaccesible y peligrosa cueva de Valporquero, un laberinto de túneles y galerías de varios kilómetros de longitud. Y de las profundidades Jesús se dirige a la Torre del Friero, un pico que alberga la canal de nieve y hielo más larga de España: casi mil metros de desnivel. Pronto descubre que la primavera se ha adelantado y el riesgo de avalanchas es mayor del esperado.
A través de bosques milenarios, grietas y glaciares, Jesús Calleja se adentra en uno de los lugares más inhóspitos del planeta acompañado por Nico Terol, joven piloto de motociclismo subcampeón del mundo en 2010 pero absoluto novato en montaña. En plena Patagonia, uniendo Chile con Argentina, se encuentra el Campo de Hielo Sur, la tercera masa de hielo continental más grande del mundo. Jesús y Nico se enfrentarán al temible viento patagónico para para escalar los casi 3.000 metros del cerro Gorra Blanca.
El piloto leonés ha hecho realidad uno de sus sueños: participar en el rally Dakar, una prueba mítica que muy pocos pueden acabar y que sitúa al ganador en un olimpo histórico. Jesús Calleja ha sido uno de los pilotos de la escudería Toyota Coopertires Desafío Extremo. Al volante de su Toyota Hilux ha luchado a lo largo de 9 etapas interminables, hasta que las averías y el polvo del desierto de Atacama se impusieron y el motor dijo 'basta'. A partir de ese momento, Calleja se propuso un 'más difícil todavía'. Seguir en carrera hasta el final, ya como reportero de excepción, y no perder de vista, en el horizonte, la próxima cita del Dakar, donde espera verse en 2012.
Inmersos en la grabación de su último Desafío Extremo -la travesía por los tres volcanes más explosivos de Islandia- Jesús Calleja, su amigo y cámara del programa, Emilio Valdés y el explorador polar Ramón de Larramendi, avanzaban solos y en total autonomía por la inmensidad del sur islandés. A sólo veinte kilómetros de su objetivo final, el rugiente Eyjafjallajökull, un nuevo estallido del volcán les sorprendía, dejándolos a merced de las letales consecuencias de esta nueva y potentísima erupción, que ha llegado a paralizar el tráfico aéreo de toda Europa. Sin salida posible por tierra, sólo un arriesgado rescate en helicóptero podría sacarles de este infierno ártico de humo, lodo y cenizas.
Con motivo del primer centenario de la conquista del Polo Sur, Jesús Calleja se traslado a la Atlántido con un reto personal en la mente: correr media maratón en el Polo Sur. Una vez superado el primer desafío, el siguiente objetivo era aún más complicado si cabe: alcanzar la cumbre del Widereofjellet, el pico de mayor altura de toda la zona. Se trata de la cumbre de una remota montaña, casi inexplorada por el hombre.
“Desafío Extremo” viaja al Congo para tomar una muestra de lava y gas del volcán Nyamulagira. Jesús Calleja viajará, junto a un grupo de vulcanólogos españoles, hasta la República del Congo para tomar una muestra de gas y lava que les permitirá predecir la próxima erupción del volcán más activo de África.
En la última aventura de Jesús Calleja de esta sexta temporada de 'Desafío Extremo', el aventurero viaja al reino de Bután, en el Himalaya, en busca de las huellas del Yeti. Este fin de temporada tienen un doble desafío: probar la existencia de los Yetis y descubrir este país en el que se mide el grado de felicidad de la población.
'Desafío Extremo África Race' muestra la aventura de un trayecto de 5.500 kilómetros desde Saint-Cyprien hasta Dakar pasando por España, Marruecos, Mauritania y Senegal dividido en 11 etapas protagonizada por un equipo que tuvo que sortear obstáculos como el desierto del Sahara, lechos de ríos, pistas de piedra y las temidas dunas blandas de Mauritania.
Programa en el que Jesús Calleja llega a Orotjitombo (Namibia) con la intención de volar en un paramotor para ver elefantes viviendo en libertad. En la negociación para quedarse en el poblado, el hijo del jefe les pide volar él también. Una vez empiezan las pruebas, descubren que el paramotor no está tan preparado para emprender el vuelo como ellos creían.
El desafío planteado esta vez es escalar un pico virgen de los Montes Urales en invierno. También, Jesús Calleja y su equipo aprovecharan para conocer a los nenets, una tribu siberiana que también es una de las últimas nomadas que quedan en la Tierra. Esta vez, visitarán el poblado de Salejard (Rusia) donde se celebran las "olimpiadas nenets".
Jesús Calleja viaja a Etiopía para correr en una de las maratones con más altitud del mundo. El aventurero se enfrenta a la presión de intentar terminar su primera maratón y, además, de conseguir superar en velocidad a los reyes de la larga distancia y ganadores de 9 medallas olímpicas, los etíopes.
Jesús Calleja viaja a la Cordillera Cantábrica para poner a prueba sus límites y para descubrir cómo es la vida en esta zona del norte de España en invierno. El aventurero escalará un tramo de esta franja montañosa y visitará el hogar de una familia de ganaderos. También acompañará al conductor de una máquina quitanieves.
'Desafío Extremo' se embarca en el 'África Race', una aventura de un trayecto de 5.500 kilómetros desde Saint-Cyprien hasta Dakar pasando por España, Marruecos, Mauritania y Senegal dividido en 11 etapas protagonizada por un equipo que tuvo que sortear los obstáculos propios del terreno, como atravesar el desierto del Sahara, lechos de ríos, pistas de piedra y arena y las temidas dunas blandas de Mauritania.
'Desafío Extremo' se embarca en el 'África Race', una aventura de un trayecto de 5.500 kilómetros desde Saint-Cyprien hasta Dakar pasando por España, Marruecos, Mauritania y Senegal dividido en 11 etapas protagonizada por un equipo que tuvo que sortear los obstáculos propios del terreno, como atravesar el desierto del Sahara, lechos de ríos, pistas de piedra y arena y las temidas dunas blandas de Mauritania.