La aventura se inicia cuando ZP llega a Posada de Valdeón, y tras saludar a los vecinos y autoridades, se arranca con Jesús en un paseo de 2 kilómetros hasta el Mirador del Tombo, un recodo en la carretera desde el cual se contempla de forma espectacular ángulos distintos de los Picos de Europa. Señalan y observan la ruta del objetivo marcado: el refugio de Collado Jermoso, el más recóndito y alejado de los que existen en la cordillera. Un anciano espontáneo le cuenta al Presidente que él ha hecho esa ascensión en el tiempo record de dos horas, y Zapatero le mira incrédulo. Él ha veraneado aquí durante muchos años en su infancia. Hace quince años que no pisa estos montes y está emocionado, a pesar de que su paseo hoy se convierte en una extraña procesión de vecinos y miembros de las fuerzas de seguridad. De vuelta a grandes zancadas, con el séquito chorreando, porque es una subida considerable, una tormenta interrumpe la caminata. No está claro si es sólo un chaparrón de verano o un frente que pueda dar al traste con los planes.