Hace más de 5.000 años, los egipcios eran ya unos grandes maestros en ingeniería y construcción. Con medios de construcción primitivos y un avanzado saber matemático, han asombrado al mundo entero erigiendo monumentos asombrosos. En este dvd (doble) se utilizan las últimas técnicas de animación por ordenador para conseguir recreaciones cinemáticas que devuelven todo su esplendor a los grandes logros arquitectónicos del antiguo Egipto. Las reconstrucciones incluyen la pirámide escalonada de Saqqara, el hipogeo de Hatshepsut en Deir-el-Bahari, la ciudad de Tel Amarna (del faraón rebelde Akenatón) y el templo de Ramsés II en Abu Simbel.
Las últimas técnicas de infografía y animación nos permiten contemplar en todo su esplendor los logros de los ingenieros persas que construyeron un canal comunicando el Nilo con el Mar Rojo (siglos antes del Canal de Suez). Una de las siete maravillas del Mundo Antiguo, los Jardines Colgantes de Babilonia, o el majestuoso palacio de la ciudad imperial (Persépolis), son dos de los fabulosos monumentos de Ciro el Grande y Darío I.
La civilización occidental surgió en la antigua Grecia: los griegos establecieron los cimientos que han sostenido casi 3.000 años de historia europea. Mediante el uso de las últimas técnicas de infografía podemos recuperar las obras de tecnología más avanzadas griegas, desde el túnel de Samos (un acueducto con una longitud de casi dos kilómetros excavado a través de una inmensa montaña de pieddra caliza) hasta la tumba de Agamenón en Micenas, o el Partenón de la acrópolis de Atenas. En definitiva, es la historia sobre la voluntad humana de explorar, maravillarse y sentir curiosidad.
En el año 438 a.C. se terminó de construir el Partenón. Esta obra de arte fue el máximo logro de un siglo extraordinario para los griegos, durante el que se realizó un despliegue de creatividad rara vez visto en la historia de la humanidad. En Atenas, la primera democracia del mundo, el arte y la forma se combinaron con la ingeniería para crear algunas de las estructuras más increíbles nunca vistas. Sin embargo, las ambiciones territoriales de Grecia fueron bloqueadas por una guerra civil tras otra. Haría falta el deseo de un hombre para unificar Grecia y derrotar al mundo. Sin Alejandro Magno, es posible que la Época Dorada de Grecia no hubiera sido más que una nota a pie de página en la historia. Su ejército llevó la muerte, pero también la cultura y los principios griegos a tierras lejanas y su imperio llegó a ser conocido como el mundo "helenístico". Hoy en día, todavía podemos contemplar las sorprendentes y grandes obras de ingeniería de Grecia. Este dvd utiliza las recreaciones y la avanzada tecnología CGI para mostrarlas. Desde Pérgamo, una ciudad que todavía permanece en pie y es testimonio de la genialidad de la planificación de las ciudades griegas y la ingeniería, hasta los teatros con una acústica que todavía sorprende a los ingenieros de sonido de hoy en día; o el primer faro del mundo, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
La historia del imperio azteca está envuelta en el mito y la leyenda. En menos de 200 años pasaron de ser un grupo de nómadas a convertirse en la civilización más grande que el Nuevo Mundo conoció nunca. Conoceremos todo lo que lograron gracias a brillantes campañas militares y a la ingeniosa aplicación de la tecnología hasta dominar las duras condiciones de su entorno. Los aztecas construyeron su capital en medio de un lago y transformaron rápidamente los pantanos en fértiles tierras cultivables, rodeando un centro urbano que rivalizaba con cualquier ciudad del mundo en aquella época. Llamaron a esta ciudad Tenochtitlan. Cuando los conquistadores españoles llegaron allí en 1519 y vieron sus relucientes pirámides y templos, los grandes canales llenos de barcos, las enormes calzadas elevadas que cruzaban por encima del lago hasta tierra firme y los acueductos que llevaban agua corriente a la gran ciudad, creyeron estar soñando. Desde los restos del Gran Templo de la Ciudad de México, hasta la construcción de la Venecia del Nuevo Mundo, este episodio examina la arquitectura y la infraestructura de la última sociedad indígena y la más importante del Nuevo Mundo, por medio de la recreación y la más avanzada tecnología CGI.
En la cúspide de su gloria, la antigua y misteriosa civilización maya gobernó un territorio de más de 300.000 kilómetros cuadrados en lo que hoy día es Guatemala, México, Honduras, El Salvador y Belice. Lo que empezó como una modesta población de grupos de cazadores, creció hasta convertirse en más de cuarenta florecientes ciudades-estado, construidas en las selvas exuberantes y gobernadas por una dinastía de poderosos reyes. En un extraordinario despliegue de creatividad, desde el año 250 d.C. hasta el 900 d.C., sin el uso del metal, sin animales de carga y sin tan siquiera la rueda, los mayas construyeron altísimas pirámides-templo, palacios ornamentales y avanzados sistemas hidráulicos, todo para apaciguar a los dioses y mantener a su cada vez más numerosa población.
Tras su fundación en el siglo VII a.C., Cartago pronto creció hasta convertirse en una de las grandes civilizaciones del Mundo Antiguo: una extraordinaria ciudad-estado que dominó el Mediterráneo durante más de 600 años. Durante ese espacio de tiempo, los ingenieros cartagineses aprovecharon sus extensos recursos y mano de obra para desarrollar una de las tecnologías más innovadoras de la antigüedad. Como habían hecho los maestros egipcios antes que ellos, construyeron estructuras colosales capaces de resistir los estragos causados por el tiempo y el hombre. Cartago fue la primera ciudad en disponer de un sistema de fontanería interior, que proporcionaba un suministro constante de agua a los primeros edificios altos de apartamentos del mundo. La ciudad estaba protegida por un puerto inmenso con cientos de barcos de guerra, que formaban el núcleo de la marina más formidable de la antigüedad. Además, para proteger la capital, se erigió una intricada red de fortificaciones que se extendía a lo largo de kilómetros y albergaba un ejército permanente de más de 20.000 hombres. Durante generaciones, Cartago fue sinónimo de poder, fuerza e ingenio para el mundo antiguo.
Durante más de 4.000 años, grandes imperios por todo el mundo han surgido y desaparecido. Solamente uno ha sobrevivido al tiempo: China. Siglo tras siglo, los regios emperadores movilizaron enormes ejércitos de campesinos para llevar a cabo inmensas obras de ingeniería sin parangón en la historia de la humanidad. Entre las revolucionarias innovaciones del antiguo Imperio Chino se encuentran el canal más largo del mundo; el más complejo y eficaz sistema de regadío; así como una flota más poderosa que todas las flotas europeas juntas. Sin embargo, nada puede compararse con la colosal muralla que recorre más de seis mil kilómetros y representa el proyecto de construcción más ambicioso jamás llevado a cabo por el hombre. Pero tal esplendor también supuso un infierno de muerte y, una dinastía tras otra, consumidas por la vanidad y la avaricia, fueron despojadas del poder por el propio pueblo sobre el que gobernaron.
En la cúspide de su poder, este imperio se extendió a lo largo de territorios que comprendían 15 husos horarios, englobó a casi 160 etnias diferentes y abarcó una sexta parte del territorio de la Tierra. Un imperio que comenzó con unos pocos pequeños principados y se convirtió en una fuerza mundial indómita impulsada por la fortaleza de sus dirigentes. Desde el principio, estos visionarios construyeron el Imperio Ruso adaptando las tecnologías extranjeras para hacerse con el poder, conquistar territorios, aumentar el comercio y construir símbolos del progreso imperial ruso. Sin embargo, la construcción de la infraestructura de este imperio supuso un enorme precio. La historia de Rusia está plagada de los cadáveres de los siervos y los esclavos que construyeron estas obras gigantescas. Cuanto más grande era el imperio, mayor número de vidas y recursos se sacrificaban. Para los campesinos rusos, la construcción del moderno imperio no significó ningún progreso, sólo más impuestos, más guerras, más trabajo y más muertes. Mientras Rusia entraba en el siglo XX, su expansión alcanzó proporciones críticas, ya que sus dirigentes impulsaron el progreso a un ritmo insostenible, y su población reaccionó provocando una revolución que cambió la historia mundial para siempre. Desde el Kremlin de Moscú hasta los edificios de San Petersburgo o el ferrocarril transiberiano, este documental examinará la arquitectura y la infraestructura que permitieron el auge y la caída del Imperio Ruso.
Tras la Revolución Francesa surgió uno de los más grandes estrategas militares de la Historia, Napoleón, cuya ansia de gloria era tanto o más grande que la de los monarcas a los que reemplazaba. En este documental se repasa esa gran etapa de la historia de Francia que va de la piedra al acero. La piedra empleada para construir a lo largo de casi dos siglos la majestuosa catedral de Nôtre Dame, la más importante de las catedrales medievales, y el acero con que se erigió en unos 22 meses ese prodigio de la ingeniería inaugurado con motivo de la Exposición Universal de 1889, primer centenario de la Revolución Francesa: La Torre Eiffel. Una torre que se ha convertido en símbolo de Francia como también lo son el Arco de Triunfo napoleónico, las fortalezas infranqueables de Sebastian Vauban o el Canal du Midi.
Mientras la mayor parte del mundo se sumergía en la oscuridad tras la caída de Roma, una civilización brillaba con luz propia: el Imperio Bizantino. Ejerciendo un poder despiadado y dotados de un gran ingenio, los bizantinos gobernaron vastas regiones de Europa y Asia durante más de mil años. Trazaron un puente a la antigüedad que preservó el aprendizaje clásico y la ciencia que más tarde daría lugar al Renacimiento. Gobernado por dirigentes que ejercían un poder absoluto, Bizancio contaba con arquitectos que desarrollaron las maravillas de la ingeniería romana. Los bizantinos construyeron el acueducto más largo del mundo antiguo, ciudades amuralladas virtualmente invencibles, un estadio gigantesco y una inmensa catedral abovedada que desafiaba las leyes de la naturaleza. El Imperio Bizantino fue la civilización predominante durante la Edad Media. Sin embargo, después de mil años de dominio, sus enormes construcciones les traicionaron y su luz se extinguió ante el resplandor de la guerra moderna.
“El sol nunca se pone sobre el Imperio Británico”. Durante años, esta frase llena de orgullo y optimismo se utilizaba para describir el imperio más grande de la historia: Gran Bretaña. En su apogeo, el Imperio Británico se extendió en cada continente y cubrió una cuarta parte de toda la superficie de la Tierra. A través de los siglos, los gobernantes de esta enorme potencia emplearon extraordinarias proezas de la ingeniería para convertirse en titanes industriales y militares, cargados de riquezas. Mientras el escándalo, la violencia y el drama consumían a la realeza británica en su país, el imperio se levantaba con estas innovadoras obras de ingeniería que, más tarde, darían paso al mundo moderno. Gracias a las últimas técnicas de infografía y animación contemplaremos los grandes logros pioneros del imperio británico que incluyen la primera locomotora del mundo, una enorme autopista de canalización subterránea; el magnífico Palacio de Westminster o la flota más poderosa y técnicamente avanzada de la era de la navegación.
Tras la caída de Roma, Italia se sumergió en un profundo letargo, del que no se recuperó hasta el siglo XI, cuando el Sacro Imperio Romano perdió su influencia sobre Italia y empezaron a surgir ciudades-estado independientes. Estas pequeñas repúblicas, aunque asoladas por la peste negra, empezaron a revitalizar sus ciudades y a realizar construcciones a una escala que no se conocía desde la época romana. A finales de los siglos XV y XVI, una serie de alianzas tuvieron lugar entre varias ciudades-estado mientras las potencias extranjeras intentaban sacar provecho de Italia. Francia, España y el Sacro Imperio Romano libraron sus batallas en suelo italiano, al tiempo que la amenaza turca se cernía sobre las costas de Venecia. Los grandes artistas y arquitectos del Renacimiento fueron también los grandes ingenieros civiles y militares de la época. Algunas de las grandes obras de este periodo son: la creación de un extenso sistema de acueductos subterráneos en Siena; la construcción de la cúpula de Santa María del Fiore realizada por Brunelleschi; el avance en la fortificación y en la potencia de disparo desarrollados por ingenieros como Sangallo y di Giorgio; además de la recuperación de Roma como ciudad, que abarca desde la reparación de los acueductos de Roma, hasta el traslado del gigantesco obelisco de San Pedro.