Around six hurricane-strength storms strike the Caribbean between June and November each year. This episode examines their impact on people and wildlife. Hurricane winds generate destructive waves which can cause catastrophic damage to offshore reefs. Some corals are tough enough to withstand the buffeting, but other are ripped up. However, providing they come to rest in a suitable location, even broken fragments can regenerate. Storm surges cause widespread damage to coastal developments and beaches, and sea turtles are particularly vulnerable. Four-fifths of the green turtle hatchlings on Grand Cayman were lost when Hurricane Ivan struck in 2004. Low-lying islands can be completely inundated by storm surges. The brown anoles of The Bahamas may well drown, but their eggs can survive submersion for six hours. Coastal mangroves provide an important natural buffer against hurricanes. Further inland, the plants and animals of the tropical forests have evolved strategies to survive hurricanes. Tabonuco trees fuse their roots together to form a solid anchor, and hummingbirds move to unaffected parts of the forest. A single extreme event can be devastating for species with a restricted range. In 1989, Hurricane Hugo decimated the Puerto Rican parrot population, leaving only three breeding pairs. By contrast, green iguanas have used floating debris to colonise new islands, showing that resilience and adaptability are the key to survival. With climate change scientists predicting more frequent and intense hurricanes in future, the ability of the Caribbean wildlife to survive and recover from them will be severely tested.
Chaque année, de juin à novembre, le rêve caribéen tourne au cauchemar quand débute la saison des ouragans. En 2005, pas moins de quinze tempêtes ont ravagé la région. Comment la faune et la flore parviennent-elles à survivre à de telles catastrophes ? Les homards, particulièrement vulnérables, sont capables de détecter les variations de température et plongent en profondeur avant l'arrivée des vents. Les récifs coralliens se sont adaptés à la vie en zone d'impact et recouvrent des forces petit à petit après le sinistre, à condition que celui-ci soit de force modérée. De février à octobre, les tortues géantes viennent quant à elles déposer leurs oeufs sur le rivage : à partir de juin, elles sont menacées.
A karibi térség napfényes édenkert, tele pompával és élettel. De ez az álom minden évben rémálommá változik. Ugyanis a karibi térséget átlagosan hat forgószél súlytja fél év alatt. Hogy képes fennmaradni az élÅ‘világ, mikor a karibi mennyországon végigsöpör a pokoli forgószél?
Alrededor de seis tormentas con intensidad de huracán azotan el Caribe entre junio y noviembre de cada año. Este episodio examina su impacto en las personas y la vida silvestre. Los vientos huracanados generan olas destructivas que pueden causar daños catastróficos a los arrecifes costeros. Algunos corales son lo suficientemente resistentes como para resistir el golpe, pero otros quedan destrozados. Sin embargo, siempre que descanse en un lugar adecuado, incluso los fragmentos rotos pueden regenerarse. Las mareas de tormenta causan un daño generalizado a los desarrollos costeros y las playas, y las tortugas marinas son particularmente vulnerables. Cuatro quintas partes de las crías de tortuga verde en Gran Caimán se perdieron cuando el huracán Iván azotó en 2004. Las islas bajas pueden verse completamente inundadas por tormentas. Los anolis marrones de Las Bahamas bien pueden ahogarse, pero sus huevos pueden sobrevivir a la inmersión durante seis horas. Los manglares costeros proporcionan un importante amortiguador natural contra los huracanes. En el interior, las plantas y los animales de los bosques tropicales han desarrollado estrategias para sobrevivir a los huracanes. Los árboles Tabonuco fusionan sus raíces para formar un ancla sólida, y los colibríes se trasladan a partes no afectadas del bosque. Un único evento extremo puede ser devastador para especies con un rango restringido. En 1989, el huracán Hugo diezmó la población de loros puertorriqueños, dejando solo tres parejas reproductoras. Por el contrario, las iguanas verdes han utilizado restos flotantes para colonizar nuevas islas, lo que demuestra que la resistencia y la adaptabilidad son la clave de la supervivencia. Con los científicos del cambio climático prediciendo huracanes más frecuentes e intensos en el futuro, la capacidad de la fauna del Caribe para sobrevivir y recuperarse de ellos será severamente probada.
Roatan e Cayo Cochino, dove imperversano i veri 'pirati dei Caraibi': gli squali.