Sobre el escenario, Tina Turner era una mujer poderosa, llena de energía, que rebosaba vitalidad y libertad. En la intimidad, la cantante vivía una pesadilla de opresión y violencia. Eran los años 70 y la mujer que más tarde se convirtió en la reina del rock sufría desde hacía dos décadas los malos tratos continuos por parte de su marido, el también músico Ike Turner. Un hombre inculto, narcisista y adicto a las drogas que le hacía la vida imposible a todo el que estuviese a su alrededor. Una noche de 1976, Tina decidió escapar de aquel infierno sin mirar atrás. A partir de ahí, es historia. Su voz prodigiosa y energía arrolladora ganaron la batalla.