La discreta heredera de la dinastía de prestigiosos joyeros, jamás quiso protagonizar escándalos, ni titulares. Pero, muy a su pesar, no pudo evitar estar en el centro del foco mediático al ser secuestrada en 1983, junto a su hijo Giorgio. La delincuencia organizada golpeaba de nuevo a la familia de origen griego dedicada a la orfebrería del lujo, famosa por sus creaciones en forma de serpiente que lucieron estrellas como Elizabeth Taylor, Sofía Loren o Grace Kelly. El cautiverio duró 36 horribles días que vivió "con terror ante la amenaza de morir" según relató, y con momentos tan duros como la trágica mutilación de una oreja que sufrió su hijo. Un triste episodio que Anna, con su fuerza y entereza, decidió olvidar.