Gabriel recibe en su departamento a una mujer que le ofrece un masaje antiestrés, pero lo asesina con precisión, le rasura la barba y fotografía el cuerpo. Su roomie encuentra el cadáver y la UNIC descubre un patrón: hombres mujeriegos, de unos 30 años y con barba, caen en la trampa de una supuesta terapeuta. La detective Salabeth se infiltra en la estética donde selecciona a sus víctimas, mientras el hermano de Bruno se ofrece como carnada. Cuando el asesino intenta atacar, la UNIC irrumpe y lo captura. En su confesión, admite que disfrutaba quitarles la "virilidad", fotografiándolos como trofeos. Para la homicida, era tanto una venganza como una forma retorcida de empoderamiento.