En un parque, el luchador Esteban Ramírez es asesinado tras aceptar un duelo con cuchillos. Sus ojos son extraídos como trofeo, y la UNIC descubre que no es la única víctima: otros luchadores de renombre han sido cazados de la misma manera. La investigación apunta a un asesino movido por resentimiento y obsesión con la superioridad en combate. Cuando secuestra a la detective Sofía Salabeth, exige un duelo a muerte con el mejor luchador de la UNIC. La UNIC concluye que sus crímenes fueron impulsados por un deseo patológico de reconocimiento.