Emiliano, empresario exitoso, se ve envuelto en lavado de dinero y su abogado aconseja que se vaya de México. Rosario, cantante de rancheras en Bogotá, no está en buenos términos con su jefe.
Antes de su vuelo y pendiente del reloj, Emiliano deambula por Bogotá en busca de un teléfono. Rosario mantiene a su familia, sabe que otra noche como la anterior le puede costar el trabajo.
Su amigo Felipe pone al tanto a Emiliano de la gravedad de la situación en México, él le cuenta de su problema en Colombia y del ángel que conoció. Rosario tiene asuntos que resolver.
Rosario lleva a Emiliano a su casa para curarle las heridas y queda pendiente de sus próximos pasos. Él tiene que tomar decisiones, el dinero no llega y el cerco internacional se estrecha.
Sin dinero ni documentos, Emiliano recurre a Rosario, que entre rancheras le endulza el corazón. En Plaza Garibaldi hay otros quienes se interesan por el misterioso turista mexicano.
Manuel, el Coloso de Jalisco, y Javier Macías, dejan en claro que son rivales de Emiliano por las atenciones de Rosario. Ella le hace más sencillo acostumbrarse a su nueva situación.
El comandante Salas tiene la pista correcta pero saca conclusiones equivocadas sobre Emiliano. Con la ayuda de Rosario y las sospechas del Coloso, él se divierte con el habla de Bogotá.
El dueño de Plaza Garibaldi, don Carlos, le pone una prueba a Emiliano y el Coloso se la dificulta. El papá de Emiliano recibe un mensaje de su hijo, el abogado Corona es puesto al tanto.
Emiliano comienza a usar su voz para ganarse la vida, pero los términos no son siempre favorables y los secretos pesan. La policía se entera de un detalle importante para su investigación.
El correo de su papá afecta a Emiliano, Rosario tiene que dar la cara por él en Plaza Garibaldi. La policía conversa con Felipe, quien está seguro de la inocencia suya y la de su amigo.
La decisión de Rosario no le gusta nada a Emiliano, pero él se muestra como un gran negociante. Su reputación está cada vez más dañada en México, donde pocos ya dudan de su culpabilidad.
En su primera noche de serenatas, Emiliano se comporta como todo un mariachi y ayuda al violinista Fernando. Raquel, mamá de Rosario, se preocupa por lo que hizo su hija con el traje del papá.
Las nuevas pruebas del caso preocupan al abogado Corona y confirman las peores sospechas del papá de Emiliano. Él tiene que ponerse su traje para una noche donde el Coloso no se la pone fácil.
El gran debut de Emiliano está lleno de peticiones incómodas y extralimitaciones, la emoción de Rosario da paso a la inquietud. Corona busca más indicios que pudieran perjudicarlo.
La policía está tras una pista concreta, tiene rodeado el hotel donde se aloja Emiliano. Él llega a casa de Rosario cuando ella tiene una visita importante, Javier Macías le hace una propuesta.
En la puerta de Plaza Garibaldi, Rosario espera un taxi pero llega Javier Macías. Emiliano los ve irse y para poder cantar y decirle a ella lo que tiene en su pecho necesita mucha ayuda.
Fernando investiga y le pone un ultimátum a Emiliano, que quiere hablar primero con Rosario. La policía en México anuncia la captura del empresario, todos sienten preocupación, alivio o ambas.
Emiliano le cuenta los hechos a Fernando, confiado de que en México sus socios van a decir lo mismo. La policía lo cree más hábil de lo que es. En Plaza Garibaldi no le tienen tanta paciencia.
Directo desde Ciudad de México llega de visita a Plaza Garibaldi el comandante Salas. Virginia, la hija de don Carlos, tiene planes para ver a Emiliano, el Coloso está de acuerdo con eso.
La noche es de Virginia, todo sale como ella quiere. Rosario sabe con quién está Emiliano, él necesita ayuda para salir de su predicamento y de las calles de Bogotá patrulladas por la policía.
Emilia amanece pendiente de la prensa mexicana y descubre cuán solo lo han dejado, Felipe es el único que sigue ahí. Rosario va con Macías a la entrevista de trabajo, es una gran oportunidad.
La esposa de Macías sabe que él estuvo en un café con Rosario y no se queda de brazos cruzados, sus amigas le dan una idea. La mamá de Virginia va a Plaza Garibaldi a confrontar a Emiliano.
Virginia sigue encaprichada con Emiliano y con ayuda del Coloso lo enredan un poco más. Rosario le dice a Raquel que don Carlos no le dio permiso para incorporarse al nuevo trabajo.
Rosario se entera de lo que hay entre Emiliano y Virginia, pero es la respuesta de él lo que más le duele. La esposa de Macías, sin embargo, le tiene preparada una prueba más dura.
Rosario sabe que tiene que dejar pasar la oportunidad que le ofrecía Macías, Emiliano no se atreve a hablar del futuro con ella, pero con la ayuda de Fernando pudiera atar algunos cabos.
Macías intenta disculparse con Rosario y pagarle a los mariachis, Emiliano trata de conversar con Raquel y hacer las paces. En la prisión, las dudas de Felipe sobre su amigo aumentan.
La mano de Rosario es de nuevo providencial para sacar a Emiliano de una situación difíci. Él cree que la idea de Fernando es buscarse más problemas, pero tampoco tiene muchas opciones.
Virginia quiere una serenata y que Emiliano se la dé. El plan necesita de varios detalles y el Coloso colabora. Corona tiene una idea para reponer los 5 millones que quedaron debiendo.
El mariachi llega a la trampa que Virginia le tiene preparada a Emiliano, la fiesta se calienta. El mariachi Sigifredo está a punto de ser abuelo y Rosario es la única disponible para avisarle.
Rosario no está lista para darle el beneficio de la duda a Emiliano. Su mamá está segura de que él es una copia exacta del papá de Rosario. Fernando está por encontrarse un problema.
Emiliano va a recuperar su sombrero, pero puede perder algo más que el dinero de la serenata. El abogado Corona promete recuperar los dólares y Macías de nuevo va al bar a saldar cuentas.
Rosario y Emiliano resuelven sus diferencias como mejor saben: con un duelo sobre el escenario que pone Plaza Garibaldi a reventar. Afuera esperan Macías y Virginia, cada uno con su agenda.
Es el momento de la esperada audiencia de Felipe y él canta la verdad sobre su amigo. En la ventana, Rosario escucha con atención lo que Emiliano quiere decirle, Macías no se queda tranquilo.
El accidente de Lucía, la hermana menor de Rosario, encuentra a Macías en una posición privilegiada. Emiliano sabe de qué se trata tanta generosidad y lo confronta con evidencia en mano.
A punta de billetera, Macías consigue la manera de estar entre Rosario y Emiliano. Ella promete pagar la deuda de la clínica, él está tranquilo a la espera de la absolución de Felipe.
El profesionalismo de Corona está en duda y lo presionan para que pague el dinero decomisado por la policía. Martín, el cuñado de Emiliano tiene cada vez más remordimientos por sus acciones.
Las esperanzas de Emiliano reciben un duro golpe, Macías y el Coloso están encima de él. Las mentiras de Rosario surten el efecto contrario en su mamá. La vida de Fernando da un giro.
Ya en el bar ni don Carlos aguanta las idas y venidas de Emiliano, él tiene muchas preocupaciones, evalúa cuáles son sus verdaderas opciones y sobre todo cómo Rosario reaccionaría a cada una.
Una serenata despierta pasiones y los mariachis aprovechan para dirimir sus diferencias, Rosario se interpone en el momento justo. Martín, movido por la culpa, intenta contactar a Emiliano.
Emiliano ve a Rosario y a Macías juntos en la universidad, los celos no lo dejan pensar. Su cuñado le promete que va a viajar para verlo, él desconfía de las intenciones de Martín.
Emiliano enfrenta a sus dos rivales, con ninguno de los dos las cosas salen como lo esperaba: Macías sabe cómo despertarle dudas en su relación con Rosario y el Coloso no le da tregua.
Al salir del baño, Emiliano se encuentra con una sorpresa, queda poco a la imaginación de Rosario. Martín hace planes para encontrarse con su cuñado, tiene que dar muchas explicaciones.
Con un escuadrón de ayudantes, Rosario se saca las penas a punta de rancheras y trago. Virginia pone su grano de arena y Emiliano necesita más de una buena canción para salir de esta.
La fiesta antihombres tiene un giro cuando el exmarido llega a reclamar sus pertenencias. Rosario piensa que pudo haberse sobrepasado y hace sentir culpables a todos en el mariachi.
La noche de desenfrenos de Rosario termina con un regalo que Emiliano no está listo para manejar con propiedad. Martín sale a Colombia, Fernando tiene todo preparado para el encuentro.
El fanfarrón Emiliano logra lo que quiere cuando el Coloso lo enfrenta por el amor de Rosario. La confesión que le hace el otro no se la esperaba. Martín ya está alojado en el hotel en Bogotá.
Martín espera impaciente alguna llamada o contacto de Emiliano, que está distraído con Rosario. La mesonera Leticia vuelve a discutir con Fernando, esta vez las consecuencias son mayores.
Emiliano no quiere escuchar lo que Martín le tiene que decir hasta que él termine de hablar, la verdad es más de lo que puede manejar. El Coloso demuestra que es un rival de cuidado.
Las serenatas tienen una tarifa, ofender a la cantanta del mariachi se paga caro. Como siempre, la peor parte se la lleva Emiliano. Por orgullo, Leticia no acepta el gesto de Fernando.