No ha cumplido un año como partido, y la coalición de izquierdas Sumar ya admite que necesita parar y pensar después de los malos resultados de las elecciones europeas y de que su líder, la vicepresidenta Yolanda Díaz, haya dado un paso a un lado. Tienen pendientes muchas cuestiones: desde quién será su nueva cara a cómo se toman las decisiones, o el peso que reclaman los partidos con arraigo territorial. También les toca reconectar con su electorado porque desde las generales de julio han perdido al 70 por ciento de sus votantes.