Muy pocos policías logran acceder al cuerpo de élite de la Policía Nacional. Cien de ellos han superado las pruebas previas de acceso al curso del G.E.O., una de las formaciones más exigentes del mundo. En este primer episodio se inicia la fase de convivencia en el campo de instrucción GEO en Trillo (Guadalajara), donde los aspirantes vivirán unas primeras 24 horas frenéticas y desmoralizadoras.
Ha pasado solo un mes y las lesiones físicas empiezan a causar estragos, quedan muchas semanas por delante y el miedo a tener que abandonar está siempre presente. En este episodio conoceremos más a los aspirantes y a los instructores, sus sueños, sus motivaciones y las renuncias que están dispuestos a asumir para formar parte del G.E.O.
El 11 de marzo de 2004, España sufrió el primer atentado islamista de Europa con el estallido de varias bombas en los trenes de Atocha en Madrid. El G.E.O. fue la unidad encargada de la operación policial que cercó a los miembros del grupo yihadista en un piso de Leganés y que se saldó con el suicidio de ocho terroristas y la muerte de un miembro de la unidad.
Es el día número 84. De los 100 aspirantes que empezaron el curso G.E.O. solo quedan 18. La sensación de desarraigo y aislamiento ya hace mella en las mentes de los alumnos. Cada uno busca su motivación para seguir, ya sea en la familia, en la religión, en sus recuerdos o en el compañerismo dentro del propio grupo. Han entregado su alma al G.E.O. y sólo hay un secreto para aguantar: desearlo.
La presión aumenta, es importante trabajar la obediencia, pero también aprender a ser un líder respetado. Los instructores enfrentan a los aspirantes a simulacros de situaciones de alto riesgo, como la defensa a embajadas. Para los policías, un solo momento de duda o falta de concentración puede desencadenar un error decisivo.
La formación ha pasado de una base técnica a la especialización: asaltos tácticos a aviones, abordajes en alta mar, su primer salto en paracaídas. Están superando pruebas que jamás hubieran imaginado y cada pequeño triunfo es para los aspirantes al G.E.O. la justificación de todo el dolor, el sacrificio y el sufrimiento que están viviendo.
Un año después, de los cien aspirantes que ingresaron en el curso de selección G.E.O., muy pocos han conseguido su sueño. Pero este triunfo es tan sólo el principio de una vida dura y llena de sacrificios, para ellos y sus familias. Ha sido un viaje vital inolvidable que les ha transformado para siempre.