ETA nace durante la dictadura de Franco como movimiento vasco de lucha por la libertad. Pero muerto Franco e instaurada la democracia, ETA sigue matando. Comenzamos en 1968 con su primer asesinato, el de un guardia civil que da el alto a unos terroristas mientras iban a recoger explosivos. Pronto habrá más crímenes, hasta llegar al magnicidio del presidente del Gobierno franquista.
Con la muerte de Franco las cárceles se abren a los presos políticos. Muchos etarras saldrán y recorrerán un camino de muerte. Uno de los más sanguinarios es Jesús María Zabarte, el Carnicero de Mondragón. Seguimos su trayectoria criminal mientras ETA inicia una guerra abierta contra el Estado, con asesinatos de empresarios, políticos y militares, e incluso llevando el terror a la población civil.
La escalada de ETA alcanza un nivel inusitado: coches bomba que matan a decenas de personas, sobre todo guardias civiles. Su objetivo es forzar al Gobierno a que reconozca la independencia de Euskadi. Y para ello eliminará a quien se interponga, incluidos sus miembros disidentes. Pero el Estado reacciona con operaciones que ponen a ETA contra las cuerdas, una de ellas con ayuda de la CIA.
El Estado acepta negociar con ETA, aunque sus dirigentes no tienen intención de ceder en nada y siguen poniendo muertos sobre la mesa. Sobre todo de cara al año 92, el gran escaparate de España con la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona. En ese momento crítico se producirá una gran victoria del Estado y de la Guardia Civil con la desarticulación de la cúpula de ETA.
La nueva cúpula de ETA es aún más sanguinaria que la anterior. Una de sus principales decisiones es el intento de asesinato del candidato de la derecha a la presidencia del Gobierno. Se suceden secuestros y asesinatos de políticos, personajes públicos y guardias civiles. En este periodo se produce el secuestro de un joven concejal vasco, desconocido entonces, que será el detonante del fin de ETA.
El asesinato de Miguel Ángel Blanco levantará a la sociedad contra ETA. El Estado contraataca ilegalizando su brazo político y logrando que las sentencias sean corroboradas por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. El ideólogo de las últimas acciones de ETA, Kantauri, cae gracias a la Guardia Civil en el golpe más importante desde la desarticulación de la cúpula de la banda.
ETA vuelve a estar contra las cuerdas, pero es un peligroso animal herido que intentará volar el centro financiero de Madrid. Sin embargo, una acción terrorista que nada tiene que ver con la banda sella su destino, el atentado más sangriento de la historia de Europa: el 11 de marzo de 2004 mueren 193 personas en una serie de acciones yihadistas que sacuden Madrid y conmocionan al mundo.
ETA está acabada. Aun así intenta retomar su presión sobre el Estado, que de nuevo negocia con sus representantes. Pero la suerte está echada. Cae el líder de la banda, Txeroki, mientras se cometen los últimos asesinatos en España y Francia. Al fin, el 5 de septiembre de 2010, ETA emite un comunicado en la BBC en el que anuncia el cese de la violencia. La lucha ha terminado. El resto es silencio.