Mateo, ya harto de cómo se le trata y de la manera de ser de los habitantes de San Martín del Sella, insiste en su idea de marcharse del pueblo. Para él no hay motivos para quedarse, y mucho menos tras fracaso en el acercamiento a Adriana. Marga, su secretaria, tiene un problema doméstico, por lo que ve en la marcha del doctor una oportunidad para ocupar su casa, y se instala cómodamente. Adriana va a visitar a Mateo y la encuentra en una situación muy informal, por lo que concluye que Mateo y ella están liados. Camino al tren con su tía Juana, Mateo se encuentra con Dani -un arquitecto y antiguo novio de Adriana-, que viene al pueblo para ingresar a Almudena, su madre, en una residencia geriátrica. Dani ha tenido un pequeño accidente en el coche, y está levemente herido. Juana, que conoce a su sobrino, le cuenta la historia, poniendo énfasis en que lo de Dani y Adriana no está acabado... y le aconseja luchar por la mujer que quiere.