Blanca está ingresada en el hospital y ha dejado sola a su madre en casa con la excusa de un viaje de trabajo, pero un pequeño accidente doméstico le lleva también a ingresar en el Central donde la anciana no deja de lamentarse de todo lo que le ocurre y se queja de su hija, que la ha dejado sola y no se ocupa de ella. Tras comprobar la levedad de lo que le ha ocurrido, los médicos deciden contarle la verdad sobre el estado de salud de su hija. Esta situación, lejos de mejorar su actitud, le empeora aún más y le sumerge en su pesimismo. Pilar va a ver a Blanca completamente hundida y es su propia hija la que intenta animarla.
Por otro lado, dos personas resultan heridas tras una redada policial en una alcantarilla: Martín, uno de los policías, y Fernando, un niño de diez años que casualmente jugaba por allí. Martín sufre una grave rotura de tibia y peroné. Su mujer llega al hospital para empeorar su situación tras anunciarle que ya no le quiere. Fernando, por su parte, será atendido por Maca. El niño sufre una leptospirosis, una infección producida por el contacto con orina de rata, y culpará a su madre de no prestarle la debida atención.
Además, Laura se encargará de atender a Toño, un informático al que la necesidad le obliga a trabajar de pescadero y que sufre una extraña irritación en la piel. Con la ayuda psicológica de Carlos, Toño llega a la conclusión de que la razón de su enfermedad es que no le gusta su profesión y somatiza su estrés en forma de eccema.