El 30 de abril de 2009, Therese Johansson, de 15 años, besó a Tim, un chico de otra clase en una fiesta que se celebraba en las afueras de Estocolmo. Un beso que de inmediato pareció un coqueteo adolescente, inocente y fugaz. Pero, a su vez, un beso que iba a tener consecuencias dramáticas y que 38 días después culminó en unos hechos que conmocionaron a toda Suecia.
Bobby tenía solo 10 años cuando murió en su casa, una apartada granja a las afueras de Nässjö, Suecia, donde vivía con su madre y su padrastro. La espantosa historia de Bobby llegó a ser la base para el desarrollo de una ley que se llama coloquialmente 'Lex Bobby'.
Cuando la policía atrapa a un homicida, con frecuencia hay buenas razones para investigar si ya antes ha cometido crímenes. ¿Se le puede relacionar con viejos casos no resueltos? A finales de la década de 1980, se halló a una joven, asesinada y descuartizada, en Copenhague. A la policía le llevaría casi un año averiguar quién era, y eso dio al autor del crimen una ventaja sólida. Los años se convirtieron en décadas antes de que fuese hallado. Este es un recuento de los hechos del caso, tal como se han reproducido en otros medios. Hemos omitido algunos detalles, además de abstenernos de emitir juicios; el sistema judicial ya lo ha hecho. Pero sé consciente de que podría ser difícil escuchar la serie, sobre todo por tratarse de la vida y muerte de personas reales.
Enamorada. Comprometida. Desaparecida. Así de breve se podría contar la historia de Linda y sus últimos momentos en vida; un romance convertido en tragedia, que terminó en un misterio lleno de sospechas y en un asesinato sin consecuencias. Cuando una mujer es asesinada, la policía inmediatamente dirige su atención hacia la pareja. Y es que, en alrededor de la mitad de todos los casos de homicidio cuyas víctimas son mujeres, él es el autor. Pero se necesitan más que sospechas y estadísticas para emitir un juicio; se necesitan pruebas: ¿en dónde, cómo y cuándo se llevó a cabo el crimen? Ello es el fundamento para determinar al culpable. En el tribunal no se trata de decir lo que creemos, sino de probar las cosas. Y más vale dejar libres a diez culpables que enviar a un inocente a prisión.
Juha era consciente de que era diferente. De carácter disidente; o, como se dice popularmente, psicópata. Su novia Marita también lo sabía bien. Juntos, emprendieron un viaje que le costó la vida a tres personas y culminó en una cacería humana a lo largo de Escandinavia. Lo que estás por escuchar es una historia verídica, investigada y relatada por Emil Hansen. Esta es la historia de Juha y Marita. Fantaseaban con volverse la versión nórdica de Bonnie y Clyde. Lo lograron.
Un día de noviembre, gris y tranquilo, en un vecindario al sur de Århus. Año 1967. Tocan a la puerta de la moderna vivienda. La señora de la casa abre e invita al desconocido a pasar. 10 minutos después, la hermosa morada está convertida en una escena del crimen, con solo un testigo malherido. Durante más de medio siglo, Policía, periodistas y otros curiosos con aire de detectives han intentado en vano descubrir quién era aquél extraño y, ante todo, por qué llegó para matar.
El oficial de policía nunca había creído tan poco en un caso en el que, de cualquier forma, tuviera que seguir trabajando. La declaración de la joven de ojos marrones sencillamente sonaba demasiado inverosímil. El motivo, por el contrario, era común: amor que se había tornado en celos mortales. Un año antes de que Jonas encontrara en su escritorio el mensaje de despedida de Joana, ambos se habían conocido en un pub una tarde de verano en Askersund, donde Jonas vivía. Algunas conversaciones telefónicas y solicitudes de amistad aceptadas en Facebook más tarde ya eran novios. Joana era feliz. Tenía 23 años y, a pesar de haber estado enamorada antes, nunca había experimentado un amor como el que encontró en Jonas. Jonas era como las drogas, decía Joana. Él llegó a ser todo en su vida. La llamaba su futura esposa, la mujer que sería la madre de sus hijos.
Un niño perdido siempre es un caso de alta prioridad para la policía. Sin importar si la criatura se fue de aventura, escapó de casa o se ha lastimado, se debe trabajar diligente y rápidamente para devolver al niño a la seguridad de su hogar, con sus padres. Cuantas más horas o días pasen, mayor será el riesgo de que suceda algo peor; de que se haya cometido un delito. Y, a medida que pasa el tiempo, se vuelve más difícil encontrar testigos y pistas que puedan ayudar a aclarar las cosas. En el caso que estás por escuchar nunca se logró devolver a la criatura a su hogar, con su madre. La policía presume que fue víctima de un crimen que nunca ha sido esclarecido. Si Heidi vive, este año cumple 41 años.