Juan Mari intenta aprovechar la amistad de Patxi con el subdirector de Hacienda de la Diputación para evitar una auditoría a la sucursal. Tras encontrar un teléfono móvil que por lo visto pertenece a una prostituta, Pruden se compromete a custodiarlo hasta que esta, que se encuentra fuera, regrese a la ciudad; el azar hará que el aparato se intercambie con el de Bego, quien está organizando con una amiga clases de cocina en casa. Álex intenta que Sara y Leire se lleven bien, y estas, hartas de las charlas que el donostiarra les da con el tema, deciden fingir amistad delante suyo.