Nació en una cuna de oro. Sus padres, Henry Fonda y Frances Ford Seymour, pertenecían a la aristocracia de Hollywood. Pero nada era tan idílico como parecía: un padre frío y mujeriego y el suicidio de su madre arrasaron la salud mental y física de la joven Jane Fonda. Consiguió canalizar todo ese dolor gracias a un enorme talento para la interpretación, que le valió dos Oscar, y al activismo político. Feminista convencida, se movilizó contra la Guerra de Vietnam, el racismo y todas las causas que encontró a su paso hasta convertirse en alguien incómodo para el establishment. Hoy, a sus 83 años, Jane Fonda sigue en la brecha. Frente a las cámaras y en la lucha política.