En una época, la de los años 70, en la que las mujeres en el rock solo podían aspirar a ser poco más que "floreros", Debbie Harry, líder del grupo Blondie, irrumpió en la escena musical con su sonido de guitarras enfadadas, sus letras contestatarias y una belleza exuberante que supo utilizar para darle más fuerza a su mensaje: era una "muñeca hinchable", como ella misma definió a su personaje, pero sin rastro de sumisión. La vida de Debbie Harry es tan salvaje como su música y encaja a la perfección en el estereotipo de estrella del rock. Las drogas, la bancarrota, el sexo y las fiestas desenfrenadas no han faltado en una biografía que ahora, a sus 74 años, la cantante ha volcado en "De cara", su libro de memorias, que se acaba de publicar en España.