Fue el mayor icono musical de la era de la paz y el amor. Janis Joplin era, sobre el escenario, una fuerza de la naturaleza. Cuando se arrancaba a cantar ‘Me and Bobby McGee’ o ‘Piece of my Heart’, temas hoy míticos, el público alcanzaba el éxtasis ante ese terremoto de voz desgarrada y cabellera indómita. Pero por dentro, Janis Joplin tenía el alma rota. El bullying que sufrió en su adolescencia, la sensación de no encajar en ningún sitio, los continuos fracasos amorosos (tuvo romances con Leonard Cohen o Kris Kristofferson) y una infelicidad incurable la llevaron a una espiral de drogas y autodestrucción. Su luz, a fuerza de tanto brillar, se apagó pronto.