Un castillo sobre el mar al otro extremo del Mediterráneo de donde se encuentra Tierra Santa: Peñíscola, el último castillo del Temple, obtenido en propiedad y construido durante los 13 años anteriores a su fin. Hablar de Peñíscola y de Templarios es hablar de alquimia, de magia, de conocimientos prohibidos y de leyendas en torno al fin del Temple y de sus riquezas.
1303, los dominios cristianos en Tierra Santa se habían perdido hacía más de una década cuando Jacques de Molay, el Gran Maestre de la Orden del Temple, volvía a Francia a organizar una nueva Cruzada. Hacían falta recursos y apoyo, pero decidieron comprar Culla, en el Alto Maestrazgo. ¿Qué pretendía el Temple? ¿Merecía la pena invertir tanto por tan poco?
Jaime I el Conquistador, uno de los reyes más longevos de España, nos ha dado a conocer su historia en el Llibre dels fets. Pero hay hechos que no cuenta por no desprestigiar sus logros y por respeto a los Templarios, quienes lo protegieron, criaron y acompañaron en la conquista de su reino. A ellos les concedió Chivert y otras posesiones para controlar la frontera.
Desaparecido el Temple; la Iglesia, la nobleza, el rey y otras órdenes peninsulares querían beneficiarse de todo cuanto le perteneció. Los bienes del Temple se dividieron y Jaime II intercedió para que fuera una nueva Orden, la de Montesa, quien los heredase. ¿Control territorial, control económico o algo más? ¿Cuáles eran los intereses detrás de la herencia templaria?
No sólo hubo Cruzadas en Oriente y no siempre el cristianismo levantó sus armas frente al Islam. A comienzos del siglo XIII, Inocencio III aprobó una Cruzada frente a las poblaciones occitanas, acusadas de herejía, que se refugiaron en el Maestrazgo. Aquellas tierras pertenecían al Temple y los reyes contradecían las órdenes del Papa. ¿Por qué defender una herejía?
Una piedra con inscripciones, corrientes subterráneas, caminos iniciáticos, vírgenes negras, un Grial y una herejía. Desde su desaparición, el fin de Temple ha estado envuelto en un halo de misterio tan grande como para no ser creído. Sin embargo, muchas de estas incógnitas han fascinado a todo tipo de personas, desde investigadores hasta curiosos en busca de riquezas.