Santana logra su cometido al presentarse en la mansión de Altagracia para aterrorizar a Mía y Mary, sin embargo la llegada de David lo interrumpe y el maleante debe irse no sin antes comprometer a Mía. En medio de su desesperación, Mía trata de devolver el reloj que Santana pretendía robar pero es sorprendida por David.