A Alejandro le sobra la energía. Es un auténtico torbellino. No entiende de límites y sólo obedece a sus propios impulsos. ¡Hace todo lo que se le ocurre…y se le ocurren muchas cosas! Si su madre le impide hacer algo, la insulta, arroja las cosas o ni corto no perezoso se va a casa de la abuela que vive al lado, sin avisar ni pedir permiso a nadie.Soledad lleva todo el peso de la educación de los dos pequeños. Juan Antonio, por su profesión está mucho tiempo fuera y reconoce que están superados, que no saben que hacer para reconducir la educación de Alejandro…que además, el pequeño Iker está tomando como modelo.
La situación se ha vuelvo muy crítica para todos y no saben qué hacer para cambiar.