Cuando tomamos decisiones creemos que tenemos el control y hacemos elecciones racionales, pero ¿es así? ¿Tenemos realmente el control sobre nuestros actos, sobre cómo gestionamos nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestras energías y nuestros afectos? Nos gusta pensar que sí, pero Dan Ariely, profesor de psicología del consumo del MIT y autor del libro “Las trampas del deseo“, puede demostrar que no somos tan dueños de nuestras decisiones. En un supermercado, icono de nuestras decisiones como consumidores, Ariely le explica a Eduard Punset que la economía estándar basa todos sus modelos en la presuposición de que todos sopesamos racionalmente todas las ramificaciones de cualquier potencial decisión antes de tomar decisiones. Sin embargo, la nueva rama de la economía conductual demuestra con muchas pruebas empíricas que nuestro comportamiento suele ser insensato sino que nuestra irracionalidad también se puede predecir. Todos cometemos los mismos tipos de errores una y otra vez debido a la estructura básica de nuestro cerebro. Somos animales que no nos hemos desarrollado para vivir en un entorno como el actual. La evolución nos ha dado emociones adaptadas para un entorno en el que reaccionar velozmente sin pensar nos daba la oportunidad de sobrevivir. Sin embargo, esas emociones siguen programadas en nuestro cerebro y siguen influyéndonos enormemente a la hora de tomar decisiones.