El 6 de abril de 2015 Eduardo Gioiosa denuncia ante la Guardia Civil de Majadahonda la desaparición de su hermana Adriana. Lleva una semana sin saber nada de ella. Durante el registro de la casa donde tiene alquilada una habitación, Criminalística encuentra una picadora de carne industrial con restos de sangre. Las pruebas apuntan a un único sospechoso: Bruno Hernández, su casero.