Valladares decide escribir sus memorias. Para ello encarga a Querejeta que recoja cada suceso emocionante que ocurra y cada frase brillante que salga de su boca. Sin embargo, los primeros días Querejeta no tendrá nada que apuntar.
Mientras, en la nave Plutón BRBNero, siguen sucediéndose los infortunios. Durante los últimos meses, Hoffman y Wollensky han estado utilizando todos los recursos de la nave para sus propios intereses: el acelerador de partículas para cocerse unos huevos, el reductor de protones para caldear la salita, etc., motivo por el cual la nave se queda sin energía.
A los tripulantes les quedan pocas horas de vida. Parece el momento ideal para llenar el libro de memorias de anécdotas trascendentes: una situación de emergencia, la vida y la muerte, el hombre ante su destino. Ni siquiera en estas circunstancias es capaz Querejeta de escribir algo memorable.