Carlos comienza con éxito su mandato de presidente de la comunidad introduciendo grandes mejoras, como un ascensor, etc, etc. Por su parte, Juan Cuesta se queda sin alumnos en la academia por lo que tiene que pedirle ayuda a Mariano. Al padre de Emilio sólo se le ocurre llenar la academia con unas prostitutas que él conoce. Vicenta y Concha deciden vender sus pisos a un banco a cambio de un sueldo fijo al mes durante el resto de sus vidas hasta que se mueran. Por su parte, Emilio sigue saliendo con su profesora parece que las cosas van viento en popa. El problema aparece cuando ella le plantea tener una cena en casa de sus padres. Lucía necesita dinero y sentirse útil, Carlos está dispuesto a ayudarla una vez más y le ofrece la posibilidad de trabajar como dependienta en el videoclub.