Dictators are known to push boundaries, but when their reach exceeds their grasp, outside forces can be the cause of their downfall. For Hitler and the Nazis, backstabbing a new alliance and fighting a two-front war is the beginning of the end. For Saddam Hussein and Mobutu Sese Seko, exterior events play a major role in the strength of their bonds to the governments that helped put them into power. For the military dictators of South America, the truth about their misdeeds is the last straw for citizens who have had enough.
Los dictadores son conocidos por su interés en ampliar sus fronteras, pero cuando aspiran a más de lo que pueden alcanzar, las fuerzas extranjeras pueden ser la causa de su caída. Para Hitler y los Nazis, traicionar a su nuevo aliado y luchar en una guerra de dos frentes fue el principio del fin. Para Saddam Hussein y Mobutu Sese Seko, los eventos en el exterior jugaron un papel primordial en la fuerza de sus alianzas con gobiernos que les ayudaron a colocarse al mando. Para los dictadores militares de Sudamérica, la verdad acerca de sus fechorías constituyó la gota que colmó el vaso para los ciudadanos, que se hartaron. Ya sea la mala gestión de la información por parte de un dictador, o una negligencia militar, los dictadores a menudo son víctimas de sus propias circunstancias. Sólo existen unos pocos dictadores, como Joseph Stalin, que gobiernan hasta el fin de sus días. Para estos deleznables gobernantes, sólo la muerte puede poner fin a su dictadura.