Vera acepta el propósito de enmienda de Santos, aunque solo para ser amigos. María Antonia se presenta ante Lorenzo como una víctima de los impulsos del marqués. Ricardo empieza a recelar de Virtudes tras pillarla en una mentira. Martina sufre un auténtico calvario en el sanatorio donde es sometida a unos tratamientos terribles que, poco a poco, van minando su voluntad. La relación de Catalina y Adriano era más cercana que nunca, pero, de la noche a la mañana, la joven se muestra distante con él.