En un movimiento poco frecuente, un grupo de investigadores pidió en una carta, remitida a EL PAÍS, que la Agencia Europea del Medicamento autorice el uso del primer fármaco que ha mostrado algún efecto contra el alzhéimer en varias décadas, el lecanemab. Lo han hecho en EEUU y en Reino Unido, pero el organismo europeo lo rechaza por sus posibles y graves efectos secundarios, y porque solo sería eficaz para un 5% de pacientes. Los que se oponen a esta decisión hablan de autonomía del paciente y de que Europa no se quede rezagada en el avance contra la enfermedad, aunque también tienen intereses en las farmacéuticas que lo comercializan.