En pocas semanas empieza el verano. Teniendo en cuenta que el pasado fue el más caluroso de la historia por el cambio climático, el Ministerio de Sanidad ha activado un plan como todos los años, pero con una novedad: la forma de medir las olas de calor no será por provincias, sino por zonas. Porque en la campiña de Córdoba el riesgo para la salud está a partir de los 40 grados, pero en la costa de Lugo la mortalidad se dispara si el termómetro supera los 25. Tampoco es lo mismo vivir en la sierra de Madrid que en el centro de la ciudad, o en el Pirineo de Lleida que en su capital. Porque es además un mapa que no solo cuenta la temperatura, sino lo adaptada que esté la población y las edificaciones del lugar. Pero es un sistema de avisos: la segunda parte es poner recursos, que también son desiguales. Con Manuel Planelles, que cubre Medio Ambiente en EL PAÍS, Pablo Linde que cubre Sanidad en EL PAÍS y Cristina Linares, coordinadora del nuevo mapa en el Instituto de Salud Carlos III.