Las manifestaciones de agricultores que hemos visto en las últimas semanas en varios países de Europa han llegado a España. Hay mucho malestar compartido: se quejan de la subida de precios por la sequía y la guerra de Ucrania, y creen que la política agrícola europea y los acuerdos comerciales les perjudican. Insisten en que, con estas condiciones tan duras, no hay quien quiera coger su relevo.