La inteligencia artificial es de las industrias más potentes de este siglo. Está haciendo avanzar todas las demás, desde la educación a la medicina, más de lo que en su día supuso el nacimiento de Internet. Pero también genera desigualdad y puede quebrar nuestros derechos. La Unión Europea acaba de ponerse de acuerdo para regularla. Aunque quedan muchos flecos, como el control que tendrán las empresas sobre los ciudadanos.