Hermanos, surfistas, viajeros y documentalistas; cuatro características que hacen de Julián y Joaquín Azulay dos grandes compañeros de viaje y guías turísticos. En su primera expedición se ganaron el apodo de "Gauchos de mar" y desde entonces buscan cumplir un sueño: unir a través del surf el continente americano con las Islas Malvinas.
La búsqueda por tierra es limitada, la mayoría de las estancias son privadas y se necesitan permisos para entrar. Una vez dentro, el acceso es difícil. La naturaleza les brinda encuentros con pingüinos, y otras especies endémicas de las islas. Finalmente, llegan a una estancia donde son recibidos de manera muy amistosa, hacen nuevos amigos y surfean olas en la parte más salvaje de la isla.
Hay más de 700 islas y por tierra, se puede llegar a algunas en ferry. Luego se embarcan en aviones interinsulares para ampliar su exploración, acampan en playas aisladas, sin ver a la gente y logran compartir las olas con las toninas overas. En otra isla, por primera vez en su vida, tienen un encuentro con orcas, antes de regresar a la capital y surfear olas perfectas.
En el puerto, se encuentran con el "Mago del Sur", el velero que los llevó a la Isla de los Estados hace unos años. De esta manera, podrán explorar islas escondidas y surcar olas desconocidas. Pero el mar del sur es intenso y la navegación es complicada. Por fin consiguen desembarcar en una isla sin nombre, donde pueden surfear una nueva ola entre hermanos.