Es el año 47 d.C. el nuevo emperador Claudio está considerado por muchos como el idiota del pueblo y sólo puede aferrarse al trono consiguiendo una conquista espectacular. Elige Britania, una tierra legendaria que provocaba tanto fascinación como temor entre los romanos. Orgullosos y belicosos, los britanos se sirven del traicionero terreno de la isla y los oscuros bosques para atraer a las legiones a su destrucción. Liderados por sacerdotes druidas que ejercen la magia y un carismático guerrero llamado Carataco, los britanos resisten en medio de la mayor maquinaria militar que el mundo haya conocido