Hay una leyenda que dice que hay un momento al día en el que el mundo entero -es decir, todas las personas de todos los pueblos de todos los países- se queda en silencio al mismo tiempo. Cuando era una niña, Isabel Cadenas Cañón se quedaba quieta en su habitación y trataba de escuchar ese silencio. Nunca lo logró, pero lo ha seguido intentando desde entonces. Cuando Madrid empezó la cuarentena, sacó la grabadora al balcón para grabar lo que pasaba fuera. Lo hizo cada día desde entonces. Con esos sonidos construye un ensayo sonoro acerca del estado de alarma, para explorar por qué oímos lo que oímos, y cómo lo aparentemente silencioso está determinado por la relación entre el sonido y el poder.
¿Qué hacemos con los silencios que heredamos? Cuando Rosana era pequeña, lo que más le gustaba era jugar a ser espía. Y su lugar preferido para jugar era su casa, donde encontraba misterios que no comprendía. El más grande de todos: que su madre desaparecía de casa sin ninguna explicación. Cuando cumple 18 años, en su casa suena el teléfono. Esa llamada revela el secreto más grande de su madre. Era un secreto que tenía que ver con ser una mujer que se atrevió a romper las normas de su tiempo.
¿Sobre qué silencios se construye un país? El silencio tiene muchas formas, y muchas maneras de manifestarse. Está el silencio de después de recibir una mala noticia, el de la vergüenza, o el que se hace en las familias cuando se rozan los secretos. Y luego está el silencio como verbo: silenciar. Eso que sucede cuando alguien habla, pero aun así no lo oímos. Para escuchar una de esas voces, este episodio empieza enviando una grabadora a una mujer. Es una mujer que vive en un lugar que está lejos, pero también muy cerca. A esa mujer le pedimos una sola cosa: que se grabase todos los días; que grabase lo que hacía, lo que pensaba, que se grabase en su casa y en su trabajo, cuando estaba sola y también con sus amigos o su familia. Este episodio es el diario de esa mujer, en ese lugar: un lugar al que nos unen muchas cosas, pero sobre todo, eso: un gran silencio.
¿Cómo se construye un silencio? En el pueblo de Isabel, al lado del ayuntamiento, hay una placa que conmemora un hecho histórico que cambió las vidas de las mujeres en España. Pero ella no la había visto nunca. De hecho, hasta hace poco ni siquiera conocía ese hecho histórico. Y parece que no es la única.
¿Se puede repetir un silencio? Esta es la historia de un padre y un hijo que tuvieron vidas cruzadas, pero desde convicciones opuestas. Pero ellos no lo sabían, porque nunca hablaron de ello. Una historia sobre coincidencias que atraviesan Europa contando la Historia, con mayúsculas, de este siglo. Esta es una historia de silencios y es, también, una historia de música. La historia de un descubrimiento cuando ya era demasiado tarde. O quizá no.
¿Qué no estamos oyendo? Un micrófono es un pasaporte para entrar en lugares donde normalmente no podemos entrar. Y, sobre todo, para escuchar lo que pasa en sitios sobre los que pesa un gran silencio. En enero, cogimos micrófonos y grabadoras y nos fuimos a la cárcel de Zaballa, en Álava. Teníamos una pregunta: ¿Cómo contar fuera lo que pasa dentro?
¿Cómo se rompe un silencio? Hace 20 años, casi nadie en nuestro país usaba las palabras “exhumación”, “desaparecidos”, “memoria histórica” para referirse a nuestros muertos. Hace 20 años, un hombre decidió cambiar de vida y se encontró por casualidad con el lugar del que provenían todos sus silencios. Ese hombre se convirtió en la primera persona en nuestro país que consiguió hacer una exhumación pública, con métodos científicos, y que cambió la manera que tenemos de hablar sobre nuestro pasado. Habrás oído su nombre muchas veces. Pero esta no es la historia del hombre público, sino la que está detrás: la historia de alguien que logró abrir un agujero en el silencio.
En 2020, durante el primer confinamiento, salíamos todos los días a aplaudir a médicas, enfermeros, auxiliares administrativos, conductoras de ambulancia... ¿Cómo están ahora? Eso nos preguntábamos también nosotras, y por eso empezamos a hablar con médicas de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid. Nos contaron que, cuando los aplausos se acabaron, llegó el peor momento para ellas: el verano fue desolador. Y que hoy, un año después, poco parece haber cambiado. En este episodio especial, les cedemos los micrófonos a Berta y a Clara, dos médicas de Atención Primaria que son, también, amigas. A Berta le prestamos una grabadora para que se grabara mientras pasaba consulta. A Clara tuvimos que grabarla en su casa, porque ya no tiene consulta: hace un año que ha renunciado a su plaza. Sus voces se van tejiendo para contarnos lo que no vemos, pero sí sufrimos, en los centros de salud de la Comunidad de Madrid.
¿Sigues ahí?
¿Cuánto debe durar un silencio? Pues… ¡estamos de vuelta! En música, un calderón es una pausa o reposo que dura lo que quiera la persona intérprete. El silencio que genera siempre se rompe, o con más música o con aplausos. Nosotras volvemos después de más de dos años de silencio y lo hacemos, precisamente, hablando de nuestro calderón.
¿Cuántas voces caben en un silencio? Cuando Consuelo tenía 17 años, hizo una promesa. Dos años antes se había despertado una mañana en una especie de reformatorio en Madrid, a 600 kms de su casa. Nadie le explicó qué hacía allí, ni por qué tenía una maleta a su lado, con ropa para quedarse a vivir. Pasó dos años en ese y otros centros, entre salas de aislamiento y trabajos forzados, entre misas y confesionarios. Le costaría años, muchos años, entender que lo que vivió no fue un caso aislado, sino un entramado que el franquismo creó en todo el país para controlar los cuerpos de las mujeres. Y lo entendió así: hablando con otras compañeras, de noche, a escondidas, de algo de lo que nunca habían hablado antes; cumpliendo su promesa.
¿Cuántos silencios caben en una historia de vida? Dolores, o Loli, vivió durante muchos, muchos años con un vacío en su historia: un pasado borroso del que apenas recordaba alguna cara, algún nombre, algún lugar. La nube empieza a formarse desde que sale de una institución para madres solteras donde ingresa cuando es solo una adolescente. Pero es muy complicado vivir sin historia. Por eso, cuando descubre internet, busca pruebas que le ayuden a reconstruir su historia. Y allí conoce a Consuelo, la protagonista de la cara A de esta historia. Y Loli empieza, por fin, a recordar.
¿Dónde empieza un silencio? En España, en 1977, hubo una ley de amnistía que perdonó los delitos de intencionalidad política cometidos en el pasado -no todos, pero de eso hablaremos en otros episodios. Y así, en nuestro país, se decidió que esta era la fórmula para mirar hacia adelante y olvidar el pasado. También se definieron los límites de la memoria, de lo que convenía recordar y lo que no, y se trazaron líneas que no se podían cruzar. Pero hubo una película, y un director, que se atrevió a cruzar esas líneas. Y lo pagó muy, muy caro. El episodio de hoy habla sobre un silencio que, quizá sin que lo sepas, marcó la manera en la que hablamos sobre nuestro pasado reciente… o no. El primer “de eso no se habla” de la democracia.
¿Dónde acaba un silencio? La última escena de Rocío, el documental sobre el que habla la Cara A de esta historia, muestras a unos jornaleros, caminando de espaldas, en un pinar. Si este episodio, esta Cara B, tuviera imágenes, la primera escena sería un grupo de jornaleras, caminando de frente, 50 años después, por ese mismo pinar. Esas jornaleras irían a encontrarse con otras jornaleras, para ayudarse unas a otras. Estarían en ese pinar porque no quieren que las vean sus jefes. Este episodio es la historia de una de esas jornaleras, Ana. Es la historia de cómo se enfrentó a los silencios del campo. Y de cómo, enfrentándose a esos silencios, se fueron destapando muchos silencios más.
¿Cuántas generaciones hacen falta para romper un silencio familiar? Érica tiene 33 años cuando lee “Lunática”, un libro de la periodista Andrea Momoitio que le lleva a hacerse preguntas sobre la vida de su abuela Loli. Recuerda el misterio que de adolescente despertó sus primeras intrigas: su abuela no tenía DNI. Pero aquello resultó ser lo de menos. Lunáticas: la historia de una nieta que busca entender quién fue su abuela y, en el camino, descubre cosas que no sospechaba. Y, como descubrió tantas cosas, un episodio se nos quedaba corto. Así que esta vez contamos la historia como una serie, en 5 episodios.
Érica y Andrea continúan la búsqueda de las huellas de Loli en el barrio bilbaíno de Cortes. Érica siente la necesidad de contrastar lo que oye con el rastro que su abuela dejó en los archivos de la época. Y, en ese camino, descubrirá que, a veces, un tabú esconde otro tabú. Lunáticas: la historia de una nieta que busca entender quién fue su abuela y, en el camino, descubre cosas que no sospechaba. Y, como descubrió tantas cosas, un episodio se nos quedaba corto. Así que esta vez contamos la historia como una serie, en 5 episodios.
Érica se siente finalmente preparada para enfrentarse a la parte más difícil de la investigación, la que lleva evitando desde el principio: romper el silencio en su propia familia. En el viaje que ha emprendido para encontrar las luces en la historia de su abuela Loli, verá que a veces las sombras hacen que comprenderla no sea tarea fácil. Lunáticas: la historia de una nieta que busca entender quién fue su abuela y, en el camino, descubre cosas que no sospechaba. Y, como descubrió tantas cosas, un episodio se nos quedaba corto. Así que esta vez contamos la historia como una serie, en 5 episodios.
Los traumas familiares son como las cebollas, tienen muchas capas. Y, en este, la última capa esconde una pregunta en la que desembocan todos los caminos que ha recorrido Érica hasta ahora. LA pregunta. ¿Abandonó Loli a su madre Conchi? Y, si lo hizo, ¿por qué fue? Conocemos aquí las dos caras de la moneda en el origen de esta historia, con las únicas personas vivas que pueden contárnosla. Lunáticas: la historia de una nieta que busca entender quién fue su abuela y, en el camino, descubre cosas que no sospechaba. Y, como descubrió tantas cosas, un episodio se nos quedaba corto. Así que esta vez contamos la historia como una serie, en 5 episodios.
Justo un año después de que Érica y Andrea se conocieran, grabamos la conversación final para este podcast junto a otra de sus grandes protagonistas. Romperán, al fin, el silencio familiar sobre Loli, en una charla que conecta a tres generaciones de mujeres alrededor de una mesa. Lunáticas: la historia de una nieta que busca entender quién fue su abuela y, en el camino, descubre cosas que no sospechaba. Y, como descubrió tantas cosas, un episodio se nos quedaba corto. Así que esta vez contamos la historia como una serie, en 5 episodios.