El Caso Mainat parece visto para sentencia. Según el relato que prevalece a día de hoy, está claro que Angela Dobrowolski trató de asesinar a su marido inyectándole insulina, y que tarde o temprano terminará en la cárcel por ello. ¿No? Por desgracia para los investigadores, y para disfrute de los programas del corazón, lo que al principio parecía un caso más o menos simple, con su asesino, su víctima y su móvil, cada día se complica más. Los hechos que parecían probados se ponen en duda, aparecen actores secundarios que parecen sacados directamente de películas de serie B, y las demandas cruzadas se empiezan a amontonar.