Tras aceptar la petición de su amiga Edurne y animado por su novia Natalia, Caronte abandona Gijón por unos días para iniciar la defensa de Javier Sáez en Madrid. El abogado vuelve así a su vieja casa familiar en el castizo barrio del Manzanares. Allí se reencuentra con su antigua vida, aunque su hermana Paula no quiere verlo y su madre padece Alzheimer y está ingresada en una residencia.
La buena marcha del juicio contra Javier Sáez hace que Caronte reciba la oferta de la abogada Marta Pelayo para convertirse en socios y llevar el caso de Hilario Méntrida, un padre acusado de haber acabado con la vida de su hija ahogándola en un lago. Mientras tanto Caronte se reencuentra con su antiguo grupo de amigos, de los que no recibió ni una sola visita en la cárcel.
Caronte recibe la desagradable noticia de que Jorge López se ha fugado durante su traslado a prisión. El abogado sospecha de Paniagua, pero no puede probarlo. Mientras, un nuevo acusado toca a la puerta de Caronte. Se trata de Tomás, antiguo compañero de prisión de Caronte, al que han denegado ya varios permisos para salir y ver a su mujer Sara y a su hijastra Luna, de 8 años.
Caronte intenta recuperarse del golpe anímico tras el caso de Tomás cuando Marta le propone un nuevo caso. Se trata de Gloria, una mujer jubilada acusada de haber acuchillado a Bosco, el hombre de mantenimiento de su edificio. Aunque todo apunta a su culpabilidad, Gloria asegura que Bosco le hacía la vida imposible y que le forzó a hacerlo.
Natalia regresa a Gijón con la esperanza de que Caronte no tarde en volver, pero su buen hacer en los juzgados ha traído un nuevo caso al abogado. Se trata de Jennifer, una prostituta acusada de haber matado a un cliente en un prostíbulo en pleno acto sexual. Todo apunta a que Jennifer mató a ese hombre, aunque las heridas forenses no terminan de encajar con su versión.
Paula, hermana de Caronte, recibe una brutal paliza a manos de su marido Rodrigo, que se da a la fuga. Pese a su negativa inicial, Paula termina denunciando y Aurelio avisa a Caronte de lo sucedido. Caronte acoge a su hermana y a su sobrina Irene en casa y les ayuda durante todo el proceso de declaración, aunque Paula se enfrenta a un agresivo juez de violencia que no parece creerle del todo.
Marta consigue liberar a Caronte tras convencer al juez Araúz de que sólo actuó en defensa de su hermana, aunque el abogado se enfrenta a una posible inhabilitación. Mientras, en el juzgado, Marta se entera de que Cleo Torres, acusada de haber inducido el suicidio de su hermana, víctima de una enfermedad degenerativa, se ha quedado sin abogado en medio del juicio.
Julia acude a Caronte para pedirle que defienda a Miguel, un profesor y compañero del colegio acusado del asesinato de una de sus alumnas, Alicia, con la que mantenía una relación amorosa. Caronte decide aceptar a pesar de que Guillermo era amigo de Alicia y de que el joven está convencido de la culpabilidad de Miguel, algo que le enfrenta a su madre Julia.
Pasados unos días del accidente, y tras recibir el alta en el hospital, Caronte cuida de Natalia en casa, preocupado por la futura salud del bebé. Mientras tanto, el abogado se ocupa junto con Marta del caso de Adeyemi, un inmigrante subsahariano acusado de haber robado el cáliz de la parroquia del pueblo, algo que él niega con rotundidad.
Tras el polémico caso de Adeyemi, Marta y Caronte defienden a unas conocidas de la abogada. Se trata de Adela y Rosa, una madre y una hija acusadas de haber emparedado un cadáver en el muro del vivero que regentan. La investigación del caso sacará a la luz oscuros secretos del pasado que incluso la propia Adela desconocía.
La ruptura con Natalia deja a Caronte en su estado anímico más bajo. Querría cometer una locura y vengarse de Paniagua, pero Aurelio le frena a tiempo. En el juzgado, Caronte y Marta se enfrentan esta vez a un polémico caso en el que Ana, una chica humilde, ha denunciado a un grupo de chicos de familias acomodadas por violación.
Con Caronte muy centrado en desenmascarar a Paniagua, Marta se enfrenta sola a un caso que le toca muy de cerca. Su exnovio Mario podría acabar en la cárcel por haber agredido a un compañero de trabajo bajo los efectos de la droga. Mientras, y con el plan acordado con Bernardo ya desplegado, es hora de ir tendiendo la trampa sobre Paniagua.
Caronte es enviado a prisión acusado del asesinato de Toni, después de que Paniagua preparase todo el escenario para inculparle. Marta se pone manos a la obra y, con la ayuda de Aurelio, recopila diferentes pruebas para convencer al juez de que todo fue una trampa tendida por el comisario. Sin embargo, Paniagua tiene un último as bajo la manga.