Para sus habitantes, está claro que Salem se ha convertido en un campo de batalla del bien contra el mal, con nuevas acusaciones, detenciones y exámenes a diario. Los principales denunciantes son niñas y mujeres jóvenes, cuyos nítidos sueños y visiones son aceptados como prueba de brujería por los líderes de la comunidad. Los sospechosos, entre ellos una niña de cuatro años, se enfrentan a duros interrogatorios por parte de autoridades prejuiciosas y a una audiencia que les grita acusaciones. Pero las jóvenes afligidas sorprenden al tribunal cuando ponen nombre a quién está detrás de la conspiración demoníaca: el exministro de Salem George Burroughs.