Valeria pasa por un mal momento. Cuando parece encontrarse en un callejón sin salida, descubre que es un ángel destinado a luchar contra el Mal. Las instrucciones son confusas, pero comienza una nueva oportunidad para ella y no hay tiempo que perder, ya que uno de los alumnos del colegio se encuentra en un momento muy complicado de su vida. Sus compañeros le acosan y su padre maltrata a su madre, por lo que Valeria tendrá que actuar con rapidez para que la situación no desemboque en una tragedia. A la dificultad de luchar con los demonios, que son muchos y muy efectivos, se sumará otra complicación inesperada: a la joven le despista especialmente el atractivo y misterioso Damián.
Valeria, desorientada y confusa en su nuevo papel de adalid del bien, está a punto de tirar la toalla. Pero Natael, su ángel mentor, le advierte de que no es libre para elegir su destino y de que su labor es importantísima para frenar la nefasta actividad demoníaca. Después de ver en su libro celestial el dibujo de un delfín, Valeria acude al zoológico esperando encontrar allí una pista de lo que debe hacer. Sin embargo, su inexperiencia y las intencionadas distracciones provocadas por Damián, le impedirán darse cuenta de que Graziel está actuando sobre una chica muy cerca de ella: Lucía, que trabaja como adiestradora en el delfinario, está sucumbiendo a la labor de este demonio, que pretende minar su moral despertando en ella el fantasma de los celos para que asesine a su compañera de trabajo. Por su parte, Damián sacará a relucir su lado más salvaje con el fin de ayudar a su padre, que corre el riesgo de perder su trabajo. Como llegado ese punto tendría que abandonar la ciudad y esto sería un grave contratiempo para el desempeño de su diabólica misión contra Valeria, Damián no dudará en extorsionar e infundir terror a quien puede evitar que se produzca el despido.
Laia, la madre de Valeria, atropella a un joven motorista y lo lleva al hospital en el que trabaja, donde ingresa de urgencia. Pronto descubrirá que se trata de un enigmático y maquiavélico personaje que, con las peores artimañas, se las arreglará para desestabilizar a la mujer hasta el punto de poner en riesgo su trabajo, su matrimonio y su cordura. Iris, por su parte, ha conseguido que el padre de Valeria se obsesione con el Mal, mientras que Duna ha convertido a Santi, el pequeño de la familia, poco menos que en un delincuente juvenil. Esta fijación de los demonios con la familia de Valeria responde a que la joven, desanimada tras la muerte de Lucía en el delfinario, decide deshacerse del libro celestial y ven en ello la ocasión perfecta para arrastrar a la joven al lado oscuro. Sin embargo, Natael y un inesperado aliado -el ángel custodio de un paciente de su madre- tratarán por todos los medios que Valeria recupere el libro y vuelva a combatir
Valeria tiene una visión premonitoria al llegar al instituto: el viernes, para el que aún faltan cuatro días, Damián caerá víctima de los disparos de Teo, uno de los alumnos más conflictivos del centro. Angustiada por la gravedad de los hechos que se avecinan, acude a su libro celestial en busca de ayuda, pero sólo obtiene una pista a la que no encuentra sentido: cuando lo abre, salen moscas volando entre sus páginas. Tampoco Natael le sirve de gran ayuda: el ángel le dice que lo que ha visto podría ocurrir, pero sólo está en su mano alterar los acontecimientos para impedirlo. Desesperada, hará todo lo posible para que Damián no asista ese día a clase e incluso se las ingeniará para que expulsen a Teo unos días del colegio y evitar así el fatal encuentro. Sin embargo, cada cosa que hace parece empeorar la situación entre Damián y el siniestro alumno, que cada vez chocan con mayor virulencia. Para colmo, los demonios han advertido la situación y tratan de sacar lo peor de Teo, torturándolo psicológicamente con un oscuro secreto que oculta y que guarda relación con Damián y su entorno. La fecha clave se acerca y Valeria ha hecho todo lo posible por evitar el terrible suceso. Se dará cuenta, ya tarde, de que hay algo fundamental ha escapado a su control.
Jerónimo, un oficinista en plena crisis de los cuarenta, recibe de su jefa la noticia de que va a ser despedido. Tras emborracharse para tratar de encajar la penosa noticia, reclama a la ligera la ayuda del diablo para arreglar su situación. Aunque lo ha hecho en broma y sin intención, una servidora del infierno acudirá a su llamada: Iris. La pérfida concubina de Lucifer se las arreglará para ser contratada en la misma empresa y allí irá menoscabando el sano juicio de Jerónimo poco a poco, aprovechando su debilidad anímica para intoxicar su cabeza con ideas perversas. No sólo alentará el deseo de venganza del oficinista, sino que le dará ideas para hacer el mayor daño posible a su alrededor. La maligna Duna tendrá una idea espantosa: la jefa de Jerónimo está a punto de celebrar la fiesta de cumpleaños de su hijo, una ocasión perfecta para que acabar con ella… y con todos los niños asistentes. Mientras, Valeria es víctima de fuertes remordimientos por la muerte de Miranda, de la que se siente culpable. La joven, que cada vez tiene más habilidad para interpretar las señales del libro celestial, consigue ponerse en contacto con Jerónimo para iluminar su alma y apartarle del camino del Mal. Pero Iris y Duna son rivales muy duros y Damián, que comienza a sentirse confuso por sus sentimientos hacia la joven, también supondrá un obstáculo en su tarea. Por su parte, Yago, el amigo del instituto de Valeria, grabó accidentalmente la muerte de Miranda en su móvil. El joven está perplejo porque ha visto el vídeo una y otra vez y no consigue explicarse cómo su amiga pudo moverse con tan asombrosa rapidez para salvar a Damián.
Natael le anuncia a Valeria una nueva misión: proteger a una familia a la que los Caídos quieren destrozar. Haciéndose pasar por una estudiante que realiza un trabajo para el colegio, acude al negocio familiar que regentan los que están en peligro, una fábrica textil cuyo anciano dueño acaba de sufrir un grave infarto. Pronto descubre que Pablo (Javier Godino), el hijo menor, ha sacrificado sus mejores años para aprender a llevar el negocio y ganarse la confianza de su padre, mientras Ruth (Mar Regueras), su hermana mayor, acaba de regresar de su residencia en Londres. La inesperada llegada de Ruth tras su larga ausencia hace que su anciano padre se plantee dejar el futuro del negocio en manos de sus dos hijos, lo que despierta el resquemor de Pablo. Con una falta de escrúpulos casi demencial, Iris y Graziel alimentarán los recelos, sembrarán la cizaña entre los hermanos y sacarán a relucir sus peores sentimientos para convertir la disputa en tragedia. Por otra parte, Damián y Valeria avanzan poco a poco en su relación y la maléfica Duna decide utilizar el amor de la joven para forzarla a hacer el Mal. Cuando Damián está a punto de ser expulsado del colegio por un incidente con su profesor de Latín, Valeria valorará la posibilidad de arruinar la carrera y la vida del docente e incluso de perder a Isa, su mejor amiga, para salvar la situación de su amado. Entretanto, Alexia está hastiada de su propia existencia, consumida por el odio infinito. Presa del vacío que causa la ausencia absoluta del Bien acudirá en busca del único que puede liberarla para siempre de su terrible sufrimiento, aunque ello suponga su eterna condena.
Los demonios se fijan en la familia que vive en la casa colindante, sobre todo en Rocío, la niña que quiso hacerse amiga de Duna. El ancestral diablo, ayudado por sus acólitos, tratará de destrozar la armonía que impera en casa de sus vecinos: primero sembrando en la pequeña el odio hacia sus padres y la envidia hacia su hermano aún no nacido; después alimentando en el hombre las dudas acerca de su paternidad; por último, fomentando en la mujer la idea de que su marido maltrata a la niña en secreto. Pero será la pequeña Rocío, la más débil e inocente, a quien decidan corromper para rematar la tragedia. Valeria, alertada por las imágenes que le muestra el libro celestial y por una canción infantil que se repite en su cabeza sin cesar, acude en auxilio de la familia, aunque no sabrá bien de qué manera puede ayudarles. Además, la joven está viviendo un momento difícil: la policía ha llamado a su casa informando del hallazgo de un cuerpo que podría ser Rudy, su hermano desaparecido. Sus padres tendrán que afrontar el horrible momento de reconocer el cadáver. Mientras, Damián no hace sino aumentar la desazón de Valeria con su actitud ambigua. Tan pronto se muestra encantador con ella y su familia como da señales de no sentir nada por la joven. Todo es producto de su lado más oscuro y malvado, de su manera de afrontar su misión, la de arrastrar a Valeria al abismo del Mal.
Los Caídos comienzan a hace el Mal en el entorno más cercano a Valeria. Para ello, utilizarán al padre de Bruno, el amigo de la infancia de la joven, y le tentarán con todo tipo de artimañas para hacerle recaer en una adicción que consiguió superar poco antes de que arruinara su vida: el juego. Iris, Graziel y el propio Damián se encargarán de convertir su apacible vida de nuevo en un infierno en el que correrá peligro su vida, la de su mujer y la de su propio hijo. Alertado por los nuevos síntomas de su padre y por una brutal paliza que recibe por causa de sus nuevas deudas, Bruno no dudará en adentrarse, de la mano de Damián, en el oscuro y peligroso mundo de las carreras de motos ilegales. Pero Valeria va controlando mejor sus angelicales cualidades y parece tener mejor asumida su condición. Llegado el momento, decidirá por sí misma enfrentarse cara a cara con Iris en un duelo terrible que tendrá consecuencias insospechadas. Entretanto, Alexia sigue atormentando a Adrián, el sacerdote. La servidora del Mal no dudará en causar la muerte a algunos de sus allegados con tal de atraerlo a su terreno, haciéndole pensar que su presencia es necesaria para detener su crueldad. En última instancia, tratará por todos los medios de hacer mella en la fe de su víctima, atacándole allí donde es más vulnerable.
Los Caídos agotan su paciencia con Damián, de quien esperan que actúe contra Valeria. Su pretensión es avivar la llama de odio de este y apagar todo rescoldo de bondad. Para presionarle, Iris encaminará a la hermana del joven, Gala, que pasa por dificultades laborales, al sórdido mundo de la prostitución de lujo. Por su parte, Alexia se centra en el padre de Damián, sacando a la luz un turbio asunto del pasado de su mujer que le obligará a afrontar la situación más dolorosa de su vida. Valeria intentará ayudar a Damián, que se dará cuenta de todo lo que su novia está dispuesta a hacer por él. Mientras, la maldad de Alexia está consiguiendo influir cada vez más en Adrián, el sacerdote, que comienza a crear problemas en la parroquia, increpando a los fieles y comportándose de manera totalmente contraria a la que debería por su condición.
Un hombre está desesperado por la difícil relación que tiene con su hijastro. Utilizando este sentimiento, los caídos le empujan hacia los ancestrales ritos del vudú y las consecuencias son aterradoras. Por suerte para él, Valeria se cruza en su camino. Duna, la líder de los demonios, ya está harta de esperar a que se consume la relación entre Damián y Valeria. Sabe que ese sería el principio del fin de la joven como ángel y está impaciente por conseguirlo. Damián también es consciente de las consecuencias e intenta evitarlo. Por su parte, Alexia se extraña de que Natael no le avise del peligro que corre. Finalmente, Valeria se enfrenta al duelo más peligroso de su vida como ángel, un desafío de tal envergadura que no está segura de haber recibido los poderes suficientes para poder salir airosa.
La dueña de un picadero de caballos ve desesperada cómo muere su marido por causa de una enfermedad implacable. Iris le ofrece la posibilidad de evitar la terrible pérdida. La maléfica joven le plantea un canje siniestro: la vida de su marido por otra cualquiera, la que ella elija. La mujer empezará a fijarse entonces en Santi, el hermano de Valeria, que frecuenta el lugar para montar a caballo. Por otra parte, Valeria muestra cada vez más síntomas de haberse convertido en ángel caído y su familia, sus compañeros y los profesores no entienden lo que le está pasando. Damián sabe la verdad y se siente culpable, pero ya no hay vuelta atrás para deshacer lo que hizo. Mientras Natael sigue confiando en su joven pupila, los caídos ya se sienten victoriosos.
Graziel se centra en arruinar la vida de Fátima, la directora del instituto. Por un lado, aprovecha el antiguo alcoholismo de la profesora para tratar de empujarla de nuevo al infierno de la bebida. A la vez, se dedica a sembrar la cizaña en su matrimonio para hacer aflorar las sospechas y los resquemores en su marido. Paralelamente, Natael confiesa a Damián el origen diabólico de Alexia. 300 años atrás fue él quien se encargó de guiar los primeros pasos de la joven como ángel y ambos se enamoraron, pero su prometedor aprendizaje se vio arruinado por la acción de Duna, un demonio con cuerpo de niña y corazón negro. Pero lo que Natael no sabe es que la historia de amor y odio sin límites que le une a Alexia en la actualidad tendrá un punto de inflexión inesperado y brutal. Entretanto, Iris está cansada de Damián, al que considera solo un estorbo para lograr la perdición de Valeria. Aprovechando la ausencia de Alexia, Duna le permite vengarse del joven demonio y su represalia es terrible. Pero antes debe viajar hasta Tailandia para realizar un encargo relacionado con un personaje insospechado: Rudy, el hermano desaparecido de Valeria.
Ángeles y demonios despiden la primera temporada de la serie resolviendo las dudas de algunos de sus protagonistas. Valeria descubre por fin lo que tanto tiempo se ha negado a ver: que el hombre al que ama, aquel por el que daría la vida, es en realidad su peor enemigo. Sin embargo, Damián, que ha regresado de entre los muertos convertido en un demonio inmortal, se siente profundamente desesperado porque, lejos de odiar a su novia, la ama aún con más fuerza. Esta mezcla de sentimientos y el sabio consejo de Natael le fuerzan a tomar una decisión que le alejará de Valeria para siempre. Mientras, el padre Adrián está atormentado con el mandato de Alexia. No quiere matar a Isa, la novia de su hermano y mejor amiga de Valeria, pero no puede quitarse de la cabeza las palabras de la maléfica mujer. Movido por la desesperación, termina poniendo la vida de la joven en peligro. Mientras, Rudy, el hermano desaparecido de Valeria, regresa a casa y cuenta una gran mentira para ocultar que ha estado encarcelado en Tailandia todo el tiempo. Además, el joven ha contraído una deuda con Iris a cambio de su libertad, sin sospechar cuál es el precio que deberá pagar.
Ya han pasado tres meses desde el enfrentamiento de Valeria y Damián. Aunque más distanciados que nunca, hay un vínculo entre ellos que no pueden deshacer y que les fuerza a encontrarse, pero Valeria cuenta con la ayuda de un Natael renovado y con el apoyo de la Morada de los Ángeles, un lugar al que sólo pueden acceder los elegidos. Por otra parte, Alexia ha vuelto para acabar con el dominio de Duna y lo hace acompañada de una nueva secuaz: Samanta. Entretanto Laia, la madre de Valeria, tiene síntomas de embarazo, lo que le hace recordar la violación a la que le sometió el demonio Valafar en el hospital. Este capítulo cuenta con la intervención de Natalia Sánchez ("Los Serrano"), Ana Rujas ("90-60-90") y Adam Jeziersky ("Física o química").
La hija de un empresario permanece secuestrada y Graziel aprovechará para emponzoñar la situación. Natael y Valeria tratan de contrarrestar la infame labor del Caído. Juan Carlos, el padre de Valeria, comienza a pensar que el bebé que espera su mujer podría ser fruto en realidad de la horrible violación de Valafar y decide hacerse una prueba de paternidad. Fátima, la directora del colegio enviada por Duna, complicará aún más la situación. En la universidad, Joel seguirá intentando seducir a Valeria, lo que no pasará desapercibido para Damián. Entretanto, Iris aprovecha la ausencia de Alexia para interrogar y someter a su esclava Samantha.
Sandra es una servidora de los Caídos que lleva casi 40 años trabajando para ellos a cambio de la juventud eterna. Sin embargo, cuando descubre el nuevo servicio que los demonios le solicitan se planteará renunciar al don prometido para no tener que enfrentarse a tan infame labor: convertir al director de una residencia de tercera edad en un asesino de ancianos. Valeria estará al acecho para evitar la catástrofe. Entretanto, Valeria, que debe intervenir para evitar la catástrofe, está tan preocupada con la situación que se vive en su casa que no presta suficiente atención a su misión. Natael la avisa, pero la presencia de Joel, cada vez más cerca de seducirla, contribuirá a que no pueda centrarse como debiera. Por su parte, Duna demostrará sus dotes para transformarse en una sádica y violenta anciana y Damián encontrará una sustituta de Valeria. Mientras, Laia sigue reticente a deshacerse del bebé que espera, pese a saber que es fruto de la violación a la que le sometió Valafar. Cada vez más desesperado, Juan Carlos buscará apoyo en Fátima.
La relación de Valeria con Joel parece ir viento en popa. Él es atento y cariñoso y a ella le agrada su compañía, aunque no se muestra tan apasionada como lo estuvo con Damián. Además, trabajar mano a mano con Natael propicia que la joven comience a ver a su mentor con otros ojos. Por su parte, Damián tampoco se ha olvidado de Valeria y ya tiene decidido cuál será su próxima víctima: Joel, cuya ambición por triunfar como actor le convierte en un blanco fácil. Mientras, los padres de Valeria comunican a sus hijos que han decidido separarse y ellos tratan de reconducir la situación, pero Fátima se encarga de complicarlo todo aún más. Además, el bebé de Laia sigue creciendo en su vientre y cada vez da más muestras de ser un niño especial pero, por si esto fuera poco, el demonio Valafar se presenta con la intención de ejercer su papel de padre.
Desgarrado por el dolor tras la muerte de su hija, el inspector Cortina no tarda en caer en las redes de los Caídos, que le corrompen alentando sus deseos de venganza. Graziel y Damián le sirven en bandeja la posibilidad de torturar al responsable matando a su hijo ante sus propios ojos. Valeria deberá salvar el alma del policía, pero nuevamente se distraerá con los problemas que viven en casa: su padre, dolido después de ver a su mujer besándose con Valafar, continúa su relación con Fátima. La joven, abiertamente enfrentada con Damián, se irá apoyando cada vez más en Natael. Mientras, Alexia continúa con su labor para seducir a Rubén, pero a su hija Daniela tendrá que convencerla de otra manera. Entre tanto Adrián consigue una cita con Azucena, una editora interesada en el libro que ha escrito sobre su fatal experiencia con los Caídos.