Valeria tiene una visión premonitoria al llegar al instituto: el viernes, para el que aún faltan cuatro días, Damián caerá víctima de los disparos de Teo, uno de los alumnos más conflictivos del centro. Angustiada por la gravedad de los hechos que se avecinan, acude a su libro celestial en busca de ayuda, pero sólo obtiene una pista a la que no encuentra sentido: cuando lo abre, salen moscas volando entre sus páginas. Tampoco Natael le sirve de gran ayuda: el ángel le dice que lo que ha visto podría ocurrir, pero sólo está en su mano alterar los acontecimientos para impedirlo. Desesperada, hará todo lo posible para que Damián no asista ese día a clase e incluso se las ingeniará para que expulsen a Teo unos días del colegio y evitar así el fatal encuentro. Sin embargo, cada cosa que hace parece empeorar la situación entre Damián y el siniestro alumno, que cada vez chocan con mayor virulencia. Para colmo, los demonios han advertido la situación y tratan de sacar lo peor de Teo, torturándolo psicológicamente con un oscuro secreto que oculta y que guarda relación con Damián y su entorno. La fecha clave se acerca y Valeria ha hecho todo lo posible por evitar el terrible suceso. Se dará cuenta, ya tarde, de que hay algo fundamental ha escapado a su control.