En la presa Frieira (provincia de Lugo) el Miño se hace libre y atravesando una comarca rica y hermosa, llegará hasta A Guarda, fortalecido por el ímpetu en que las aguas se van viendo envueltas al atravesar Salvatierra o ver como las vide, en otoño, se desgranan por las lomas que lo rodean. Y luego Tuy, bellísima, y Valença do Miño, y los Molinos de Folón, y la dureza de los campesinos, perdidos en aquella vorágine de vértigo y agua. O la entrañable Goian, donde te enseñan como se hace un fundido de bronce. Y al final, A Guarda, con este atardecer en que los barcos, como gaviotas cansadas, descargan percebes y langostas.