Las tierras del río Saja guardan memorias de árboles casi olvidados y secretos, pueblos y embebidas miradas desde el nacimiento no tan lejano del río Ebro en las altas tierras cántabras. Y luego, a orillas de la costa, en donde el mar bate los acantilados, el horizonte tiene dos puntos de una belleza majestuosa: hacia el norte el Cantábrico inmenso y hacia el sur de los montes nevados en aquel otoño frío y descarado que el equipo del programa tuvo que andar por estos estremecedores y emocionantes lugares de pueblos bellísimos y lugareños socarrones y crujientes.