En el centro de la Almería interior encontramos pueblos en los que el pan sabe a horno y a leña, el vino a uva pisada y los embutidos a la matanza. Decir macael conlleva pensar en su tesoro más preciado y escondido: el mármol de sus canteras, que ha llevado el nombre de esta población bien lejos de las fronteras de España. En la solana de la Sierra de los Filabres se alzan Olula, un añejo pueblo con casas que se escalonan entre olivos y almendros, y serón con su imponente castillo. En Olula se celebran las tradicionales fiestas de carretillas y roscos entre fuegos artificiales. Es plato típico de urracal las migas serranas que son ciertamente deliciosas.