Si algo caracterizó al 11º programa de MasterChef Uruguay, fue la tensión que hubo en cada prueba, los nervios de los participantes y la emoción al conocer al nuevo eliminado.
En la primera parte, los participantes tuvieron que trabajar en duplas determinadas por el azar. Ana María se quedó sin pareja, porque Nicolás seguía afectado de paperas, pero contó con una ayuda especial: cinco minutos con cada uno de los jurados, para hacer lo que ella les pidiera.
La consigna fue preparar un plato poco conocido y muy difícil: croquembouche. Se trata de una tarta de origen francés, generalmente constituida por una torre de profiteroles rellenos de crema pastelera, unidos delicadamente por caramelo. La sorpresa de los participantes fue grande, ya que algunos nunca habían oído hablar de ese postre, y tuvieron que trabajar muy duro para conseguir un buen resultado -lo que no se dio en todos los casos-.
Cinco participantes pasaron a la prueba de eliminación, a los que se sumó Nicolás, ya reintegrado. Cuando levantaron las cajas misteriosas, cada uno se encontró con una lata; a unos les tocó garbanzos, a otros porotos frutilla y a otros porotos manteca, los que serían el ingrediente principal de sus preparaciones. Pero para que fuera todavía más difícil, el jurado prohibió que hicieran guiso o ensopado.
Luego de pensar rápidamente qué iban a hacer y de apenas dos minutos para entrar al mercado y buscar sus ingredientes, los participantes pusieron manos a la obra.
El jurado evaluó cada plato con la exigencia propia de esta instancia de la competencia y finalmente eliminó a un participante, dejando en apenas nueve, el número de los que siguen en carrera para convertirse en el primer maestro de la cocina de nuestro país.