Unos furgones entran en La Embajada de España en Tailandia. Los agentes se dirigen al despacho del embajador, Luis Salinas, que es detenido por blanqueo, prevaricación, tráfico de influencias, y un largo etcétera, mientras en el registro aparecen fajos de billetes que apuntan al delinquir del diplomático. El juicio arranca y la primera en testificar es Claudia, mujer del embajador, quien cuenta su experiencia que arranca un año antes, al llegar ella a Tailandia. En Bangkok Luis se enfrenta a un empresario español que le ofrece un montante a cambio de su influencia para la adjudicación de un contrato millonario por el Tren de Alta Velocidad de Tailandia. Luis empieza a pensar que ese el modus operandi en el país, más cuando en la primera recepción oficial, con Claudia ya presente, un camarero le acerca unas fotos suyas con Sara, la secretaria social de la embajada, en una noche de pasión en un hotel. Claudia no perdona la infidelidad, esta vez, y sale en estampida del edificio buscando un alejamiento de tan asqueroso momento. Callejeando, Claudia acaba en el barrio rojo donde es increpada por unos locales. Carlos, un mochilero que habla tailandés, la saca del apuro haciéndose pasar por su pareja, y un rato después, hablan relajados en una playa. La noche acaba en un hotel donde tienen un idilio, y cuando Claudia despierta, lo hace segura de abandonar a Luis, pues no es la primera vez que pasa por esto..
Luis y Claudia investigan lo sucedido la noche anterior con la sospecha de que la detención de su hija haya sido en realidad una trampa. Desde la embajada mueven todos los hilos posibles, pero las vías legales y diplomáticas para sacar a Ester de la cárcel tardan en dar resultado y, mientras siguen intentándolo, Ester vive el infierno de una prisión tailandesa, aterrorizada ante una probable condena a cadena perpetua. La familia se pone en manos de un abogado, y a medida que pasan las horas toman conciencia de que la única vía para sacarla cuanto antes de la cárcel es el soborno, una práctica que les cuesta aceptar y para la que, por otro lado, ni siquiera disponen del suficiente dinero. Mientras tanto, Bernardo, el cónsul, consumido por la culpa y el temor a ser descubierto, empieza a plantearse la posibilidad de colaborar con la Justicia para denunciar la corrupción de la embajada..
Claudia y Carlos analizan a fondo la documentación que les entregó el cónsul. El embajador quiere poner esta información cuanto antes en conocimiento del ministerio, pero Claudia le convence de que es mejor que investiguen por su cuenta, necesitan pruebas contundentes. Para conseguirlas, el cónsul se ve obligado a espiar y grabar clandestinamente a los rivales del embajador. Por su parte, Luis no puede mantenerse ajeno a la corrupción, el empresario que le prestó el dinero para salvar a Ester quiere cobrarse el favor.
El cónsul no puede soportar la presión: acosado por Luis, vigilado por Eduardo y puesto en entredicho por su mujer, decide desaparecer. El embajador pone las cartas sobre la mesa y se enfrenta a Eduardo a cara descubierta. No imagina que Eduardo está esperando ese momento y que no parece dispuesto a permitir que su negocio se derrumbe. El periodista Javier Romero ha empezado a colaborar con Claudia. Patricia, con la que mantiene una relación sentimental, decide utilizarlo en su favor. Fátima, por su parte, empieza a estar harta de la relación de su marido con Sara. Su paciencia tiene un límite y Sara ya lo ha cruzado. En la residencia, la continua presencia de Carlos bajo el mismo techo provoca sentimientos encontrados en Claudia. Un descubrimiento casual precipita las cosas y Claudia se enfrenta a Carlos para exigirle que se vaya inmediatamente de Bangkok. Y de su vida. . Título: Capítulo 4: Defina corrupción
El suicidio de Bernardo causa profunda conmoción. Luis viaja a Madrid, donde prácticamente lo consideran responsable. Eduardo se ve afectado por haber sido testigo del trágico suceso, cuyas imágenes le persiguen día y noche. Carlos se ha negado a dejar la casa y Claudia sabe que en cualquier momento puede volver a suceder lo inevitable. Ester, ajena a todo lo que está sucediendo entre ellos, no entiende los cambios de actitud de su novio que, sin pretenderlo, la empuja cada vez más a refugiarse en Roberto. Éste acaba ofreciendo a Ester que trabaje para él. Claudia registra el despacho de Bernardo, el cónsul, en busca de información. Y Carlos y Ester hacen un descubrimiento entre sus archivos que puede ser la pista esencial para probar la corrupción de la embajada. En Madrid, Luis se cita con Verónica, un alto cargo del Ministerio que parece la única capaz de ayudarle. Se lo oculta a Claudia: Verónica es la mujer que estuvo a punto de terminar con su matrimonio.
Claudia trata de poner en claro su matrimonio después de los últimos acontecimientos, ahora que Luis regresa a Bangkok… pero sabe que es difícil que pueda contarle la verdad. En el mismo avión ha vuelto desde Madrid Olga, la viuda del cónsul, bien recibida por todos antes de que ella exponga los auténticos motivos de su viaje. La información encontrada por Romero sobre el entramado de cuentas bancarias que protege el negocio de la embajada pone en aprietos a Eduardo y Patricia, que no pueden mover el dinero por miedo a ser descubiertos. Ester empieza a trabajar con Roberto, pese a las reticencias de las familias de ambos. Y pese a la actitud de Carlos, que intuye que la relación entre Ester y Roberto va a más allá de lo laboral. Consciente de que no tiene autoridad moral para recriminárselo, Carlos toma una decisión que lo cambia todo.
La misteriosa desaparición de Carlos coincide con la llegada a Bangkok de la nueva cónsul: Verónica, la antigua amante de Luis. Viene con instrucciones claras: terminar con las investigaciones abiertas por el embajador y taparlo todo antes de que salpique más aún la deteriorada imagen de la misión diplomática. La relación entre Patricia y Eduardo empieza a hacer aguas. Eduardo sospecha que Patricia está pasando información a su amante, el periodista Romero, y ordena vigilarla. Patricia se da cuenta y entra en crisis, comete nuevos errores y pone en peligro el gran negocio de Cadenas. Eduardo no está dispuesto a perdonárselo. Ester se siente a gusto trabajando con Roberto. Las atenciones de éste y la ausencia de Carlos conducen la relación hacia lo inevitable. Mientras tanto, Fátima descubre que Eduardo ha comenzado a mover los papeles para preparar un futuro divorcio. Decide adelantarse y, con la ayuda de uno de los abogados de Eduardo, consigue las claves para entrar en las cuentas de su marido.
Un mensaje cifrado en manos de Verónica hace que Luis ponga en marcha una investigación sobre el anterior embajador, muerto en un accidente de automóvil seis meses ante del nombramiento de Luis. Las pesquisas del periodista Javier Romero y la información que aportará Cadenas convencen a Luis y a Claudia de que el embajador pudo ser asesinado. Pese a que Carlos sigue sin dar señales de vida, Ester decide no continuar su romance con Roberto. Sobre todo cuando descubre, por casualidad, que puede estar relacionado con los negocios sucios de su hermano. No será el mayor disgusto para Ester, que sigue teniendo pendiente la resolución de la justicia tailandesa sobre su caso. Patricia no puede impedir que Eduardo y Cadenas la dejen fuera del negocio de la alta velocidad. Echa la culpa a Romero, que se empeña en salvarla de la investigaciones que van estrechando el cerco sobre los negocios ilegales de la embajada.
Junto al dinero, han aparecido grabaciones de los implicados en la trama criminal de la embajada y puede que también contengan imágenes que destapen la relación entre Carlos y Claudia. Cuando éstas caigan en manos del embajador, tomará una decisión que afectará a su yerno. La cámara oculta del anterior embajador ha seguido grabando durante los últimos meses. Claudia teme que entre esas grabaciones haya alguna que pueda desvelar el secreto guardado desde su llegada a Bangkok. Casi un millón de dólares obtenidos ilegalmente por el anterior embajador aparecen en el techo del dormitorio de la residencia. Carlos ha vuelto y propone utilizar el dinero para solucionar, mediante sobornos, los problemas judiciales de Ester, que va a ser juzgada en Tailandia sin que las actuaciones del Ministerio hayan obtenido resultado.
Después de que Luis haya averiguado el secreto de Claudia, la pareja se enfrenta a la verdad pero siguen obligados a colaborar para procurar la liberación de Ester. Las propuestas de Carlos para seguir negociando un soborno son rechazadas de plano por Luis. La única opción que queda la propone Roberto: huir del país. Sinceramente enamorado de Ester, traza un plan de fuga por carretera que tratan de mantener en secreto. Romero está decidido a publicar las grabaciones del difunto embajador, que ha recibido de forma anónima. Consciente de que eso también desvelará la implicación de Patricia en los delitos de la embajada, le ofrece una última oportunidad para que escoja a qué lado de la ley quiere situar su futuro. Eduardo se da cuenta de que el cerco se estrecha a su alrededor. Tiene que impedir urgentemente que las grabaciones salgan a la luz, y para desmantelar los planes del embajador juega una última baza: el chantaje definitivo.
Ante el juez, Luis evita defenderse y mucho menos incriminar a Eduardo. Sabe que la puesta en libertad de Ester depende de su posible condena; Ester, entre tanto, permanece en prisión después de haber sido capturada a punto de cruzar la frontera. Todo parece marchar según los deseos de Eduardo, que ya actúa oficialmente como embajador en Bangkok, con el beneplácito de los políticos que se tapan los ojos ante sus posibles actividades criminales. Pero Claudia y Luis, éste desde la cárcel, se resisten a que el destino de la familia quede en manos de Eduardo y traman un movimiento inesperado con el que pretender conseguir que sea inculpado sin que por ello peligre la libertad de Ester. Hasta Eduardo llega el rumor de que la declaración de un testigo protegido amenaza con dar un vuelco al caso. ¿Quién puede ser? A Eduardo no le faltan enemigos y sospecha de todo el mundo. El testimonio inesperado podría hacer justicia en España… pero quizá suponga una condena definitiva para Ester en Bangkok.