En el país más poblado del mundo la gente sigue confinada por miedo a un virus al que aquí ya ignoramos. El Gobierno les tiene encerrados en casa o en la oficina, trabajando como esclavos sin poder salir ni a dormir. Y la gente está llegando a su límite. Este fin de semana ha habido protestas en más de 10 ciudades del país. Y eso no pasa nunca en China. No ha pasado en décadas. Y por tanto, puede tener consecuencias históricas. Hablamos con Carmela Recio, española que vive en Shanghái, y con Miguel Otero, investigador del Real Instituto Elcano.