La llegada de unos ruidosos y jóvenes vecinos altera a Diego. Curro pide a su progenitor que se enfrente a los recién llegados pero éstos no hacen caso a Diego y deciden seguir adelante con la fiesta. Al hombre le preocupa haber quedado mal ante su hijo Curro, quien esperaba que la intervención de su padre fuera más efectiva. Los ruidos vecinales se mantienen durante varias noches, por lo que Fiti propone a su amigo que acobarden a los jóvenes con 'la mirada del tigre', una táctica intimidatoria oriental. Poco después, Diego, Santiago y Fiti se apuntan a clases de artes marciales para plantar cara a los juerguistas.
Eva, por su parte, no desea mantener una relación con Raúl, que está ilusionado con la chica tras el encuentro mantenido. Mientras, Marcos no comprende por qué no puede continuar con Raquel, quien le rechaza nuevamente.
Guille se ríe de algunos estudiantes que llevan gafas, pero su ironía concluye cuando descubre que empieza a tener problemas de vista. El niño pide a Teté, quien está al corriente de su situación, que guarde el secreto.
Santiago, Diego y Fiti se empeñaron en arreglar sus diferencias con los nuevos y ruidosos vecinos de una manera poco cívica, se llegaron a apuntar a unas clases de judo para aprender a defenderse ante posibles agresiones, aunque creo que después de lo ocurrido nunca volverán a aparecer por el aula.
Guille ha aprendido que las propias reglas que él mismo marca se pueden volver en contra y seguro que a partir de ahora nunca vuelve a reírse de nadie que lleve gafas o que sea más alto de lo normal.
No nos podemos olvidar del trío amoroso que se ha formado entre Marcos, Raúl y Eva. Los celos son una manera de conseguir que la persona que te guste se fije en ti y a eso se dedican ahora Marcos y Eva, aunque el comportamiento de Eva con Raúl en el último capítulo no estuviera del todo bien.