¡Entuuusiasmo, arriba ese ánimo!, porque nos vamos de celebración, y en Colombia siempre hay motivos para celebrar: coronar un cargamento o una falsa desmovilización, no perder la curul a pesar de estar preso, la adjudicación de una notaría, la echada de la plancha en la casa, y la preferida entre nuestra clase dirigente: la celebración indebida de contratos. Pero también tenemos celebraciones ingenuas y rosa, como la de las fiestas de 15 años. Las insufribles e impersonales fiestas de 15, que aunque no son una costumbre exclusivamente colombiana, es la que más evidencia el espíritu criollo, y no el espíritu criollo a secas, sino el espíritu criollo arribista. Pues están rodeadas de un protocolo que incluye valses, tiaras, vestidos rococó, tronos y una corte militar con sables, que ni Bolívar ni Uribe ni siquiera Simbad la tuvieron.
¡Entuuusiasmo, arriba ese ánimo!, porque nos vamos de celebración, y en Colombia siempre hay motivos para celebrar: coronar un cargamento o una falsa desmovilización, no perder la curul a pesar de estar preso, la adjudicación de una notaría, la echada de la plancha en la casa, y la preferida entre nuestra clase dirigente: la celebración indebida de contratos. Pero también tenemos celebraciones ingenuas y rosa, como la de las fiestas de 15 años. Las insufribles e impersonales fiestas de 15, que aunque no son una costumbre exclusivamente colombiana, es la que más evidencia el espíritu criollo, y no el espíritu criollo a secas, sino el espíritu criollo arribista. Pues están rodeadas de un protocolo que incluye valses, tiaras, vestidos rococó, tronos y una corte militar con sables, que ni Bolívar ni Uribe ni siquiera Simbad la tuvieron.