Dos incendios casi simultáneos hacen sospechar a la Policía que el autor de estos es un maniático. Sin embargo, se trata de un hombre a sueldo de una falsa compañía de seguros que realiza estos actos por encargo de los propios interesados en cobrar el seguro. Este sucio negocio provocará una grave tragedia, evitada «in extremis» por la acción de los hombres de la Nueva Generación.