Julia y el capitán continúan encerrados en el ascensor, que se inunda poco a poco. Según las cuentas de la doctora, les quedan unos diez minutos antes de morir ahogados. Mientras ellos se preparan para lo peor, los ocupantes del hotel han tomado por las armas el Estrella Polar. Lo tienen todo calculado, cuántos son, cuáles son los puntos de acceso al barco, a quiénes tienen que tener controlados para que salga bien su plan. Parece que los tripulantes del Estrella no tienen escapatoria. Ainhoa piensa, desesperada, cómo sacar a su padre y Julia del ascensor. Intenta pedir ayuda a través del walky pero no recibe ninguna respuesta del barco y no se fía de Max, que asegura querer ayudarla. De hecho, un comentario del joven despertará todas las suspicacias de Ainhoa que decide cortar por lo sano y le deja inconsciente de un golpe. Se acumulan los problemas y tendrá que arreglárselas sola. Burbuja observa divertido las fotos que hay colgadas en una de las paredes del hotel. Hay gente bailando, bañándose en la piscina y jugando al golf ¡con Estela!. Cuando se lo comenta a Vilma, la joven no da crédito ¿qué hace allí una foto de su compañera de cuarto? Si había estado antes en este hotel ¿por qué no ha dicho nada al respecto? Cuando Vilma le pide explicaciones a Estela, su amiga asegura tajante que no es asunto suyo. Valeria ha descubierto la existencia de Ratón, el niño de seis años que vive en el hotel. Está encantada con su hallazgo pero en cambio él no parece estar tan contento. Él no es amigo de las niñas porque son unas miedicas, un comentario que indignará a Valeria. Ventura, el abuelo de ratón, maquina un plan para que los niños se reconcilien.